martes, 8 de agosto de 2017

PORT DE POLLENÇA

  Aquí y allí:

        En Port de Pollença no hay semáforos, ni una colilla en el suelo, ni casi papeleras, ni problemas para dejar la toalla en la playa y caminar en paralelo al horizonte sin reloj, a pelo. Quizá por eso por la noche viene el tipo con la máquina detectora de metales. Aquí uno se olvida de casi todo y echa de menos casi nada. Tampoco hay duchas públicas a pie de playa ni guiris antes de las 10h. ni después de las 18h. en la arena. 
Lo que sí hay es fauna voladora -he visto escarabajos con los que podrían hacerse los cachopos del futuro- y, también, párking mixto para bicis y colchonetas.





















√ Hay dos camareros estrella a destacar. El primero dice que no sabe de chicharras (móviles) ni de fisbi (Facebook), sólo de bandeja y childrin (niños). El otro se llama Juan y es un poco Ángel Garó con algunos kilillos de más y mucha menos soberbia. Me caen bien porque me dejan a mi rollo, me saludan cada vez que me ven sin que suene falso e incluso se preocupan por mi piel rojiza después de tantas horas playeando. No me gusta cuando hablan con sorna del Coletas o de la Trotona de Pontevedra ni cuando montan el show para el grupo de ingleses ni cuando se quejan de su situación laboral y ponen a parir al tipo que hace dos segundos estaba de risas con ellos.


√ Tengo a dos señoras a mi espalda con claras señales de curdación (curda + insolación). Asisto a una de esas de conversación basada en referir lo que ven, muy sorprendidas ambas de sus ocurrencias y observaciones, satisfechas de sus interesantísimas disquisiciones y peroratas, buenistas y complacientes (por lo menos de vacaciones). Llevan cada una medio Martini y dudo mucho que puedan subir las escaleras y llegar con todos los dientes a la habitación para la siesta. Hablan tan alto que acabo por enterarme de que son profesoras de primaria, tócate los huevos. Ahora entiendo el tono. Están rememorando un viaje anterior en el que una de ellas se enamoró de los abrigos sintéticos entallados de colores que llevaban las chicas allí y duda seriamente (y esto es literal) de si eso fue en Eslovenia, Austria o donde las drogas, Holanda o Ámsterdam. Confío en que la confusión geográfica sea por el peo que llevan en todo lo alto. Diez minutos de conversación sobre una prenda de ropa son, objetivamente, excesivos. No me queda otra que huir y volver a la playa. Aquí nadie hace topless, se me olvidó mencionarlo antes. 


√ Hay quien acopla su postura corporal y su toalla al origen de los rayos de sol. A mí me da pena perder de vista el mar y mi pareo nunca pierde el horizonte



























√ Padre con hijo preadolescente jugando a palas. El niño le da una paliza. Él marca dos tristes veces y lo sé porque lo oigo decir 1. ¡Tooooomaaa, pan con tomate! (estupefacción) y 2. ¡Tooooma, pastillas de goma! (ascopena). Si mi padre entendiera esta imagen que acabo de teclear, nunca más volvería a animarme a tener una familia "propia" (véase: salida de mi útero, educada por mí y mantenida con mi salario). Si de verdad lo comprendiera, me felicitaría por no haberlo hecho y por no tener la más mínima intención de hacerlo. No descartaría, ya puestos, que se autoflagelara un pelín una vez descubierto el pastel y vistas las cosas en perspectiva.

√ El que podría ser doble de D.Tennant se preocupa por su padre, un señor con una insolación de a mordiscos visible y, en efecto, alarmante. Llevamos dos días compartiendo sobremesa en la terraza y uno de piscineo y cigarras. El papá y yo hemos coincidido esta mañana en la piscina y la interacción ha sido algo así:
- ¡Hi! ñkjahdñkfjhasñkjdhfñksjh - inglés murmurado, casi conjurado, para dentro, cara de consternación por interrumpir mi ducha previa al piscineo, ganas de hacer amigos everywhere.... 
- ¿Ewwwhhh? It´s fine, it´s ok.... I´m done. 
- khdakfsjhdkfjhd jhbluyvytfcf iilj libliub hc uffuvhgv - adivino las excusas pero son inteligibles para mí.
- No worries. Thanks! - no sé por qué le he dado las gracias pero voy a poner mi cara más adorable y a meterme en la puta piscina de una vez.
- kdjhfaksjhd sdkjf skdjld dkfjd.... Have a nice day! - replica, tan camaleónico y abochornado que ni se notan las rojeces que tenía hace diez segundos. 
Y yo me meto en la maldita charca y el tipo me sigue, rompiendo el acuerdo no escrito por el que todos nos habíamos regido hasta ahora y que consistía en respetar el baño individual/familiar sin dar por el culo a nadie ni sobrepasar los dos metros de distancia mínimos entre persona y persona. Observo a mi alrededor tratando de no desentonar en este medio nuevo para mí. No voy a caer en la antropología lingüística, ni sirena ni sireno.
Me pongo el pareo y vuelvo con un sombrero de paja de ala larga que, bien usado, me protege los hombros y, al mismo tiempo, es una especie de señal para todo piscinista experimentado (B2 piscinitas). Viene a decir en su idioma: "Dejadme en paz, no vengo a hacer amigos pero no soy peligrosa y vengo desarmada". 

√ Entiendo lo mismo al sueco deshidratado que balbucea aturdido a la entrada de mi hotel que al de la ambulancia que lo atiende. La virgen que parió la ensaimada.




Gabriel Grimaldi es el nombre artístico del tipo que actuó la primera noche. Me gustó tanto que ni llegué a ducharme después del baño nocturno y me comí el concierto enterito apestando a algas y sudor. Patricia, de recepción, es fan acérrima y parece saber de variaciones de grises que acaban en amarillo.  Una dice José González y la otra cuándo, dónde y no importa.

Cada uno con sus merdolos y sus tesoros, todos dudando del Neon Bible pero tarareándolo, disfrutando. Hay que empezar por algún punto común, ¿no? Pues eso, yo rompo todos los papeles que sean necesarios.


No hay comentarios: