lunes, 5 de octubre de 2015

Zoan y ¡Casa!





Estamos trabajando en ello, sobris. De momento, hemos aprendido - tú y yo, Ian, que la Zoe es minúscula todavía- que uno cuenta y otro se esconde. No tienes muy claro, por lo menos conmigo, en qué consiste eso de esconderse y lo compruebo varias veces cuando empiezo a contar y tú te metes invariablemente detrás de la misma piiiii  puerta acristalada con una linterna encendida apuntándome a la cara. Y tan feliz. El que no gana es porque no quiere, niño.


- ¿Qué significa "hogar"? - me preguntaba Patrick la otra mañana.

Yo lo comparaba con un hotel pero, claro, a veces el hotel es lo más parecido a un hogar que tienes. Y luego viene el lío entre casa como cosa con tejado triangulado vs apartamento o piso o estudio o habitación... Qué follón, amigos.


    En tu casa te preocupas de anotar el numerito correspondiente en la hoja del ascensor que dice "Agua" o "Electricidad" o "Gas" porque lo vas a acabar pagando y no quieres que te dé un yuyazo al abrir ninguna factura; en el hotel te la pela, total, ya te lo están cobrando en el precio/noche.

    Limpias tú. Porque es tu mierda y porque no hay pasta para contratar a nadie. Sacas la basura... la orgánica, el plástico, el papel (me dicen que insista en que el tetrabrik no va aquí, va al montón de plásticos), el cristal, etc. La excursión a los contenedores no mola pero no te salva ni el tato.  Ese camino se te hace siempre ingrato, no hay manera de que suene menos el silencio.

   Hay que comprar y llevar hasta su sitio el papel de wc, el lavavajillas, la lejía, el friegasuelos, las servilletas y un etcétera larguísimo que no habías pensado hasta que te mudaste de casa de tus padres y empezaste a hacer tu propia vida casera.

   Si pican a tu timbre, tienes que ir tú a contestar. Resulta que en la casa estándar de este país todavía no se pueden dejar mensajes de voz en los telefonillos y cada cual tiene que levantar su culo y desplazarse hasta el puto interfono para averiguar si el pavo del correo comercial está pidiendo guerra o hay un escape de gas o nos cortan el agua o nos invaden las cucarachas.. y es todo una gran mierda, hombre ya, con lo que pagamos de alquiler.

    Las casas en España son punteras porque tienen persianas pero -y este es un gran pero- no son pirolíticas, es decir, que de momento hay que limpiar a conciencia porque no tenemos un sistema pirolítico generalizado que haga polvillo (y se lo trague) las pelusas, pelusillas, pelusones y zoos rodantes que pueblan nuestros suelos y nuestro mobiliario. En casa, parece ser, los guantes de plástico que se usan para limpiar bacterias y virus pegados a los pomos y las asas (y mira que hay cosas con asas y pomos), a los interruptores, a las paredes, a los radiadores... a, resumiendo, casi todo lo que puedas tocar, ESOS guantes -decíamos- ya son un ser en sí, con vida propia interna y externa, así que tienes que cogerlos con la puntita del índice y el pulgar, separándolos mucho -todo- de tu cuerpo, meterlos en la lavadora y poner el lavado "matatodo" a 90º mientras rezas muy fuerte para que no se apareen y nazcan crías con tanto frote y refrote en el tambor. Después, si todo va bien y el abracadabra funciona, ya los puedes usar contra otros bichos invisibles sin temor a encontrarte un nido de arañas o vete tú a saber ..

El polvo -esa capa grisácea que lo cubre todo en un nanosegundo y que se hace mayoría absoluta sin referéndum ni nada a la que te descuidas- no existe en los hoteles pero es dueño y señor de tu casa porque, joder, ¿quién tiene tiempo para ponerse de verdad a erradicarlo? ¡Maldita sea! Como ya dije hace mucho, estoy alquilando mi casa como huerto urbano. No os digo más.

Esto no iba a ser un post. En serio. He pasado por aquí mientras hacía tiempo para escribir una lista de cosillas para la casa...  Vale, voy a contar hasta diez y el primero que toque la pared... Vamos, venga. Uno... dos...tres... cuatro... cinco.. seis... siete... ocho... nueve.. dieeee....


                                                                       ¡CASA!


Ufff.... por los pelos, pero salvada.




Bien.

Como decíamos ayer (1),  el milenarismo ha llegado (2) 



(1. Fray Luis de León, 2. Arrabal)

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