martes, 15 de octubre de 2013

El poder de la imaginación



Creo que me he vuelto un poco hipocondríaca. Alé. Ya lo he dicho.

No voy a echarte la culpa a ti, que no me conoces de nada, ni a ti, que me metiste en el tema de cabeza y a lo bruto por tus historias. No, no, no...  Sale de mí, por lo que sea, y espero que sea una invitada fácil de las que se van rápido y no llegan con voluntad de colonizar.


Analizo el misterioso ciclo del pestañeo. Le pido al Presidente de los EE. A. (Estados de Ánimo) que me llene el depósito de besos y de mimos (pero no de los del dibujo, de los otros).


Si queda algo o no aquí es lo de menos porque no hay ni una pizca de rojo y se acabó el verano (ya confirmado) y, sí, calzo unos botarrones del quince marrones y sí, me apetece meterme en un jersey XXXXY como poco y cuidarme y ver cómo me dan las 02 y seguir en silencio y no esperar ni un segundo y caminar pensando lo mismo que otros miles que han llegado a mi misma conclusión sin hacer daño a nadie:


Te dolerá todas las veces.



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