miércoles, 27 de febrero de 2008

God's Gonna Cut You Down



Cuando no se me ocurre qué hacer sin caer en la ilegalidad, una que tiene sus remilgos y se muerde la lengua literalmente para no despellejar a nadie -y hasta a hora siempre ha funcionado-, me dedico a escuchar a otros, a quien sea de hecho, a cualquiera que haya sentido la misma impotencia y el mismo cansancio de perro apaleado. El árabe de "En construcción" con su calma, su esfuerzo y su idea de revolución. "El novio del mundo", walterismo provocador. Bart desde las germanias haciéndose pasar por Bardem feliz por el Oscar y excusándose por no habérnoslo dedicado. Una manzanilla, un poleo-menta y la idea de seguir walking the line hasta que pueda, sin perder la paciencia, sin entrar al trapo, sin gastar saliva. Aquí no gana el que corre más sino el que llega hasta el final. Y voy a ser yo. Tiempo al tiempo. La venganza es una tortilla fría que se sirve con pimientos del padrón, que dijo una.


"You can run on for a long time
Run on for a long time
Run on for a long time
Sooner or later God'll cut you down
Sooner or later God'll cut you down

Go tell that long tongue liar
Go and tell that midnight rider
Tell the rambler, the gambler, the back biter
Tell 'em that God's gonna cut 'em down
Tell 'em that God's gonna cut 'em down

Well my goodness gracious let me tell you the news
My head's been wet with the midnight dew
I've been down on bended knee
talkin' to the man from Galilee
He spoke to me in the voice so sweet
I thought I heard the shuffle of the angel's feet
He called my name and my heart stood still
When he said, "John go do My will!"

Go tell that long tongue liar
Go and tell that midnight rider
Tell the rambler, the gambler, the back biter
Tell 'em that God's gonna cut 'em down
Tell 'em that God's gonna cut 'em down

You can run on for a long time
Run on for a long time
Run on for a long time
Sooner or later God'll cut you down
Sooner or later God'll cut you down

Well you may throw your rock and hide your hand
Workin' in the dark against your fellow man
But as sure as God made black and white
What's down in the dark will be brought to the light

You can run on for a long time
Run on for a long time
Run on for a long time
Sooner or later God'll cut you down
Sooner or later God'll cut you down

Go tell that long tongue liar
Go and tell that midnight rider
Tell the rambler, the gambler, the back biter
Tell 'em that God's gonna cut you down
Tell 'em that God's gonna cut you down
Tell 'em that God's gonna cut you down"

JOHNNY CASH

http://youtube.com/watch?v=1e0EQlQXoEo&feature=related

A CASCARLA



Que aprendan: que las mujeres somos muy perras pero el mundo está muy puto.

domingo, 17 de febrero de 2008

EL NOVIO DEL MUNDO






Bueno.
Los tipos que te intentan joder seriamente la vida constituyen un 10% de la población mundial, punto más o punto menos. Ese porcentaje engloba al dictador sanguinario que ya de niño electrocutaba ranas y ratones, al heroinómano que te asalta en el Callejón de las Incertidumbres, sosteniendo con hechuras de aprendiz de esgrima una jeringuilla infectada de virus sujetos a mutaciones; al vecino que necesita relajarse espiritualmente a las tres de la madrugada oyendo a toda mecha a algún divo de la música country, al niño que te señala con dedo acusatorio cuando fumas, furtivo, en un vagón de no fumadores y que de mayor se hará confidente de la pasma a cambio de un café o de un poco de heroína. Ese 10% engloba a la antigua novia que te llama por teléfono para informarte de que con su nuevo hombre de neardental ha descubierto el verdadero amor: el lado loco y caníbal del sexo que tú no supiste revelarle. Ese porcentaje acoge al camarero que te mira con desprecio de ruso blanco cuando se te cae la copa en el restaurante de las langostas mitológicas y de los vinos visigóticos... En un 10% cabe mucha gente.

[...]

En fin, para la buena marcha del mundo (disculpen la digresión, pero es que está en juego nada menos que el mundo), las teorías de la relatividad y de la división traumática de los cromosomas, por ejemplo, resultan menos decisivas que la teoría sexual que tengamos cada uno de nosotros -nosotros, ese ejército de erotómanos individualistas que ululamos en mitad de la noche con distinto timbre y por distintas razones y estímulos-. No te quepa duda: si no dispones de una sólida teoría sexual, apenas serás un excursionista dominguero en el bosque de las tinieblas carnales, uno de esos seres que se conforman con pamplinas filosóficas y que proclaman con un tímido encogimiento de hombros cosas como: "A mí, bueno, no sé, me gustan las rubias", "El matrimonio tiene sus ventajas y sus inconvenientes" o "El amor es más importante que el sexo". (Horribles, ¿no?, como apotegmas.) El dueño de una verdadera teoría sexual es el que puede decir, sin que le tiemble la voz, que no permite que las afroditas pandémicas se quiten los zapatos de tacón en la cama así que llamen al FBI; el que puede decir que no tolera que las afroditas uranias, cuando ya han perdido su aura de hadas insaciables de la noche, se queden a desayunar y a llenarte la bañera de pelos (y el horror, sobre todo, de ver esos sinuosos seres nocturnos a la luz del día: pálidos, crudos); el que puede decir que no está dispuesto a tolerar que una afrodita lunática, por el simple hecho de tener unas glándulas mamarias del tamaño de dos zeppelines, te haga pagar más de una cena como requisito para hacerte compañía en el festín antropofágico. En eso consiste el hecho de tener una teoría sexual; en hacer un arte de tus manías y en obligar a la maniática realidad a someterse a las leyes maníacas de tu arte. -A la realidad y a quien se le ocurra andar por allí sobre dos tacones de aguja.


No es por nada especial, pero nunca conviene fiarse de la gente que no tiene teorías, sexuales o del tipo que sean, porque la gente que no es esclava de alguna teoría actúa improvisadamente en todos los órdenes de la vida. No sé: conoces a una quiromante pelirroja en una discoteca y, a los tres o cuatro días, improvisa la teoría de que quiere casarse contigo, por ejemplo -o con tu hermano, en casos de mayor complejidad-. Te presentan, no sé, al campeón mundial de equitación y se empeña en que te des una vuelta a lomos de su caballo esquizofrénico. Te enredas con una estrella del porno duro y, a poco que te descuides, acaba hablándote de su infancia atroz, de su feroz adolescencia, de la dieta de su perrilla ladradora y de su perra vida actual, siempre fingiendo el placer que no siente en su corazón de mermelada amarga.
La gente sin teorías sólidas es peligrosa, porque las teorías son nuestro único mecanismo de defensa ante las teorías demenciales de los demás. Aunque, desde luego, peor es la gente que no tiene una teoría, sino media teoría; el que te dice: "Yo no creo en la reencarnación, pero sí creo que somos polvo, que volvemos al polvo y que nos fundiremos luego con la tierra, transmitiendo a algo nuestro espíritu" (sí, ¿a un tomate atormentado y contradictorio?); el que te dice creer en el sacerdocio pero no en el celibato, o en el afecto conyugal pero no en la práctica del 69 (sí, la Paradoja Filosofal: "Soy presidente del Club para la Defensa de los Animales y gerente de una cadena de restaurantes de pollo frito al estilo de Pittsburgh"), o el que te dice: "Yo no creo en Dios, pero sí en la existencia de un Ser Superior! (sí, exactamente: "Yo no bebo agua, pero sí H2O minero-medicinal").


No hay cosa peor, en fin, que la filosofía aplicada sin fundamento sólido. De modo que si conoces a alguien que no tiene teorías, sal corriendo, o ahuyéntalo con una cruz de plata. Si conoces a alguien que sostiene medias teorías, rómpele su socrática nariz de patata de un derechazo aristotélico. Si te cruzas con alguien que rebosa teorías por la boca, reza lo que sepas para que esas teorías coincidan mínimamente con las tuyas, porque de lo contrario te pondrá la cabeza como un bombo hegeliano: bum, bum.

El novio del mundo, Felipe Benítez Reyes.

¿Cuánto hace que no te ríes leyendo en un autobús? Walter Arias somos muchos, en mucho, pero sin tanta gracia y con menos experiencia y años.

domingo, 10 de febrero de 2008

REGALIZ


No me parece raro que llegue alguien a mi habitación y se siente en la silla negra. No me inquieta su cara, esta vez toca una de pocos amigos. Me parece muy normal retomar un tema del que no hablamos desde hace un par de meses. Lo normal, traes birras y jugamos a dibujarnos cosas en las manos. Tú tratas de entender a tu chica y yo busco entenderme a mí misma y al nosotros enorme que formamos con el resto que está muy muy cerca. Será la música, serán las copas de más... Me disuelvo en el mundo, pero que te toque más a ti, dormirme escuchándote la respiración, acoplándome a tus giros. El mundo es demasiado grande, tú me entiendes. En el fondo somos los cuatro gatos de siempre maullándole a la luna creciente. Vidilla. Contigo al fin del mundo -digo poniendo los dedos como el niño del anuncio de Citroen X de hace la tira de tiempo. Pues sí. Pa qué seguir poniendo cara de pócker si en el fondo se me ve venir de lejos. Joder, cuánto regaliz, cuánta tontería, cuánta pose, cuánto queso.

sábado, 9 de febrero de 2008

DE OTRA PASTA


Llevamos una semana de preparativos varios, muchos menos nosotros -simples espectadores- que ellos. Resulta que mi amiga Elisa se ha casado. Después de más de quince años tiene delito, pensé. Hay que ir, coño, esto sí que no tiene excusa ninguna, conociéndola. Y me imaginaba rechazando una oferta al paraíso del alcohólico durante X horas, diciendo, no, gracias, yo hace ya un tiempo que prometí no volver a participar en uno de estos espectáculos de circo, que vaya bien pero no cuentes con mi presencia, etc. Pensando otra vez en ello, en ellos, me doy cuenta de que tengo ganas de participar de esta fiesta y voy porque sé que me voy a encontrar con un montón de desconocidos que comparten mucho más conmigo que con otros que no están aquí. Empiezo la mañana con un cartel a las puertas del Zurich, sonriendo a todo el que se cruza conmigo y que lleva una americana negra. Hacemos el camino de Santiago en grupo. Llegamos a la masía en la que una Elisa muy de los 40, reivindicativa en su vestido rojo, nos recibe con una sonrisa enorme y feliz de que no lleguemos los últimos. Nos sentamos al sol y esperamos a que la "ceremonia" empiece.

POSIBILIDAD D

Con Elisa hemos sido jóvenes juntos, y hemos sido adolescentes y hemos sido niños. Y nos iremos haciendo mayores. Por eso no hablemos todavía de amor, a pesar de boda. No seamos, todavía, cursis. Habrá tiempo.

Hablemos, mejor, de 16 años y mil nocheviejas en muchos pisos distintos. De un sábado por la tarde de homenaje por la muerte de Frank Zappa. ¿Te acuerdas, Javi?. La tarde que supe que eras un buen tipo que apenas callaba. Hablemos de fiestas de cumpleaños en las que jugábamos a ponernos papeles en la frente, en las que venía mucha gente, o venía poca gente, o alguien llegaba tarde y nos reíamos de él a carcajadas. O fiestas, sin más, en las que un ruso aparecía con un salmón completo y de las que hay fotos en las que parecemos un grupo de música de un grupo pop. Vestiditos de negro.

Hablemos de vuestros desayunos, mejores que en el mejor hotel, y de tantas botellas de whisky, de vino y de cerveza. Y de vuestras casas, distintas, pero siempre el mejor refugio para pasar tranquilo unas horas. Todos los que estamos aquí lo sabemos. Todos los que estamos aquí hemos tenido un día en el que nos hemos quitado el frío con vuestro calor.
Hablemos de una tarde en una heladería del Barrio Gótico en el verano de 1987. Y muchos años después de un café en Pau Clarís y de un bar en la Palaza Goya. Hablemos de esas tardes en las que una bebida dura horas y nos contamos las vidas.
No hablemos de lo malo y de los hospitales. O sólo hablemos para decir que incluso ahí la primera visita fue la vuestra.

Así que celebremos todo, que estamos más gordos y nos han salido pelos en las orejas. Y que nuestros hijos nos llamarán tíos. Y que no hay mejor objetivo que ese para la amistad. Celebremos estos 16 o estos 23 años. Y que os seguís queriendo, ahora sí, que os seguís queriendo parecido a aquellos primeros días trabajando en correos en 1991. Que nadie diga que estos días traen mala suerte. Levantad la copa y brindemos. Por Javi y por Eli. Este día es vuestro.

Antonio Campoy.


Y vaya que sí, que tengui, tengui, tengui, tengui repe, repe, falti, falti... Y que si algún día alguien tiene que decir algo de mí que se parezca lo más posible a esto. Superarlo es muy muy difícil. Ojalá llegar hasta ahí.