domingo, 10 de febrero de 2008

REGALIZ


No me parece raro que llegue alguien a mi habitación y se siente en la silla negra. No me inquieta su cara, esta vez toca una de pocos amigos. Me parece muy normal retomar un tema del que no hablamos desde hace un par de meses. Lo normal, traes birras y jugamos a dibujarnos cosas en las manos. Tú tratas de entender a tu chica y yo busco entenderme a mí misma y al nosotros enorme que formamos con el resto que está muy muy cerca. Será la música, serán las copas de más... Me disuelvo en el mundo, pero que te toque más a ti, dormirme escuchándote la respiración, acoplándome a tus giros. El mundo es demasiado grande, tú me entiendes. En el fondo somos los cuatro gatos de siempre maullándole a la luna creciente. Vidilla. Contigo al fin del mundo -digo poniendo los dedos como el niño del anuncio de Citroen X de hace la tira de tiempo. Pues sí. Pa qué seguir poniendo cara de pócker si en el fondo se me ve venir de lejos. Joder, cuánto regaliz, cuánta tontería, cuánta pose, cuánto queso.

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