lunes, 23 de junio de 2008

SIN CABEZA



El hombre sin cabeza se la pone, de tanto en tanto, cuando se acuerda y piensa con el olfato o con el alma, antes de lavarse los dientes. Otras noches el cepillo se queda suspendido en el aire, frotando los labios que no consiguieron convertir la mueca en sonrisa. Para que eso no pase, porque la noche es larga, porque no pierdes lo que das por más que vaya a ser un verano fatal y haya mucho humo en esta habitación (aún quitando el verso final).





Humo

Me resbalo por tus erres, por tus emes,
por tus as que se pegan a mi cuello
como perlas de un collar.

Y tus ojos infinitos se oscurecen sobre mí,
un segundo, un minuto que no puedo traducir,
no sé nada de ti, no sabes nada de mí.

Con tus manos examinas cada pliegue de mi piel
y te pierdes, te diluyes, te desarmas sin querer,
no sabes nada de mí, no sé nada de ti.

Ahora llueve y tu cama es parte de mi corazón,
no respires, no te muevas, no despiertes al dragón,
no sé nada de ti, no sabes nada de mí.

No hay comentarios: