martes, 4 de marzo de 2008

REFORMAS



Gracias al que se le haya ocurrido levantar todo el suelo de Plaza Cataluña. Después de sortear a los conocidos voluntarios de la Cruz Roja, a los de Greenpeace y a los de Médicos Sin Fronteras en Plaza Universidad. Después de decir NO unas veinte veces bajando la calle Pelayo a todo el gremio de encuestistas que te llevan al hotel y te regalan un boli usado por tu amable colaboración de cinco minutos que se convierten en treinta (hoy o buscaban mi perfil -chica de negro con moño caído y cara de puteo- o estaban desesperados y se lanzaban a cualquier cosa). En fin, que después de todo llego, aleluya, al semáforo que me llevará al FNAC y veo que el Zurich está tomado, pardiez, por unos tipos feos de cojones, con más colores que la Heidi y que se piden las cervezas de litro en litro. Lejos de considerarles mis héroes etílicos los observo un ratillo desde el paso de cebra. La camiseta no es tan fea ni hace calorcito así que lo de enseñar sus lorzas a diestro y siniestro no lo pillo. Voces como para presentarse al cásting de Operación Truño tampoco tienen, ni siquiera dan para formar una chirigota porque no tienen ni puta gracia y parece que se lo toman muy en serio. Como tampoco pillo nada de lo que graznan no puedo sentir admiración por su capacidad innata como letristas, es más, viendo la multitud que corea el estribillo debe ser una canción facilona y simplista del estilo a la que se presentó como himno de España o a alguna tipo La Barbacoa (la barbacoa, cómo me gusta la barbequiú...).

Y me voy pa La Corte Inglesa porque no tengo reservas de agua y porque he cobrado y porque me apetece darme otro capricho (las tentaciones de Pelayo ya están en bolsas y huelen a mí) pero tengo que ir bordeando la dichosa plaza que está en obras. Reniego. Me acuerdo de la madre del alcalde y de la de un tipejo que, muy lejos de resolver mi pregunta de ¿Cuánto tiempo va a estar esto en obras?, me habla del tiempo y de las palomas sin dejar de mirarme el escote. Podría ser tu hija, córtate un poquito. Ojalá. Gilipollas. No me seas así, corazón, que te pones fea con la frente tan arrugada. Tu puta madre, cabrón, que te pagan por rascarte los huevos, a ver si en tu tiempo libre aprendes a tener modales, imbécil. Adiós, vida mía. Si fuera tu hija de cortaba los huevos y la lengua, que no te sirven de nada.

La wikipedia dice que los hooligans son más viejos que yo. Una de las primeras fotos que he visto ha sido esta. Y hasta he recordado sin acritud al imbécil con el que he hablado de urbanismo y de ética profesional. Que se vayan todos los borrachos de verde y blanco bien lejos de mi vista, especialmente los que se han comprado un sombrero mejicano en las Ramblas y se creen lo más en integración cultural. Maldito perro inglés.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ya te digo nena, cuanto descerebrado borracho junto y además si no gritaran... molestarían un poquito menos pero no veas como te ponen la cabeza en un segundo.
Seguro que en su país hacen lo mismito...
en fin, que asco de ciudad que te piras a comprar y en vez de evadirte acabas de los nervios nerviosos toa! ciudad para turistas, esta claro, a los que vivimos aki que nos den por culo tol día.
Se acabó la vena reivindicalista por hoy.
un beso grrrande amoreeee
La Gaz