martes, 20 de diciembre de 2022

IZK y el amigo invisible



 El Ian tiene de amigo invisible a alguien que le hace mucha ilusión. Este año había decidido comprar algunas cositas para cada uno de la familia y esto ha sido un extra muy muy guay. Le gusta sobre todo teorizar sobre quién es el amigo invisible de quién y, también, ir conmigo de tienda en tienda buscando lo que tiene en mente. El Ian de hoy tiene 10 años y es generoso, divertido y empático. Le hace ilusión venirse a dormir a casa algún día en navidades pero tuerce el morro cuando le propongo quedarme con el Kai (mi sobrino nuevo) unos días. El Ian es, también, muy protector.

La Zoe me pide que la acompañe a buscar su regalo de amigo invisible. Cuando salimos de la tienda pita el detector. Ella sigue mis instrucciones y pasa por el detector un par de veces sin que haga ruido. Luego paso yo y suenan las alarmas. Me quedo con su mirada tranquila cuando me alejo dos metros a hablar con la cajera y a enseñarle el bolso. La Zoe es traviesa y me reconoce como tal pero también es buena y presume de que lo somos. Lo confirma en voz alta: "Nosotras no somos malas"  Nos hemos fundido el presupuesto del amigo invisible en menos de 5 minutos pero al volver a su casa -después de pasar por la mía para hacer una postal y debatir sobre las propiedades del papel en entornos húmedos- dice que sólo hemos gastado la mitad y que tendremos que volver a quedar.... no le cabe la sonrisa en la cara y a mí tampoco.

Tengo una amiga que es decirle que alguien me ha cabreado y ponerse a googlear "Cómo ocultar un cadáver" mientras le explico los detalles de mi enfado. Es la misma que cuando me pongo divina me recuerda que mi mierda también huele. Mi amiga no se acuerda nunca de mi cumple pero, por ejemplo, este año me invitó el día de antes a ver por dentro el Taller Masriera porque un día random hace siglos le dije que me flipaba y se lo apuntó en el ADN hasta que fue posible concederme el deseo y entonces vino conmigo y se acomodó a mi ritmo abuelístico y nos lo pasamos teta y sonreímos juntas a la guía y a las otras dos abuelas descendientes de los Masriera porque era sábado y eso no está pagado en dinero pero sí en cariño y admiración.

Tengo otros amigos. Un par me han invitado hoy a celebrar el 31 de diciembre en su casa porque estarán de visita y se acuerdan de los momentos compartidos. M. me ha dicho que vaya con 2 o 3 de mis mocos cuando quiera a disfrutar de su nieve. A. me ha pedido fotocopia del DNI para autorizarme a hacer las gestiones oportunas si ella no pudiera.  R. me envía un audio y está tan feliz por mí que me contagia. A. y M. acumulan cafés y comidas de despedida aunque sabemos que no hace falta sólo porque nos echaremos de menos un rato hasta volver a coincidir. S. se acordó de mí haciendo la compra y tiene algo no picante para celebrar mi despedida. N. quiere compartir conmigo cotilleos y reivindicaciones si es posible antes de 2023. E. me regala un delantal para cerámica porque hemos agujereado arcilla hasta el asco y eso une.  Son personas que no veo a diario pero que están cada día.


El Ian y la Zoe tienen como mejores amigos ahora mismo al Kai y a la Mol. Poco a poco vais a daros cuenta de que, con suerte, tenemos pocos amigos del día a día y, con más suerte todavía, tenemos algunos amigos más invisibles. A veces coinciden y otras veces suman pero nunca, nunca, nunca restan porque si no, no serían amigos ni invisibles ni de ningún tipo.

Y hasta aquí, chiquines, la historia de hoy. Muakas y remuakas por si hicieran falta.





No hay comentarios: