viernes, 25 de mayo de 2018

MATRIX

Hoy he dado clase por primera vez a un grupo NEO que, en realidad, tenía alfas y neos. ¿Neo? ¿La tipa esta nos va a hablar de Matrix? Pues no, pero la tipa (que soy yo) ha pensado en el mismo chascarrillo y ha tenido una suerte de epifanía que le parece explicativa a la par que ilustrativa. Allá vamos.


Definición cutrona del estudiante NEO: sabe coger el boli o el lápiz, conoce algún alfabeto y está poniendo todas sus ganas en que lo que escucha en su cabeza se vea representado en papel. Más o menos es eso. Yo también me siento NEO en esto así que, probablemente, modificaré esta entrada según vaya aprendiendo.

Me he metido en clase con esta idea en la cabeza:



Me he presentado y he pasado un papel en blanco para que escribieran su nombre y firmaran. Lo he explicado varias veces según iban llegando y ocupando sillas. 




En sus ojos, veía esto:


Imagen de las conexiones neuronales del estudiante Neo mirando la hoja en blanco mientras piensa: ¿Nombre?¿Nombre familiar?¿Apellidos?¿Primer nombre o apellidos?¿Y si solo tengo un apellido?¿Mi nombre real?¿En qué alfabeto?



Quince minutos después tenía, mínimo, dos ritmos que manejar: A. el grupo de Neos que se ponía las gafas y tiraba de actitud haciéndose paso entre billones de ceros y unos y B. los Neos circenses que ya dominan la programación básica del lenguaje y que son capaces de parar, coger aire y ponerse al lío cada cual con sus dificultades a sortear pero con una seguridad mínima.


En el rato que unos (los B) necesitaban para escribir 10 frases completas, otros (los A) habían escrito -esforzándose mucho- seis palabras sueltas. Lo que oralmente algunos entendían sin más, otros necesitaban de repeticiones (x 3/4) para empezar a intuir la instrucción. Hablamos de personas con una capacidad intelectual alta o media que no escriben porque no han aprendido a hacerlo en este alfabeto todavía o sí pero les cuesta o, simplemente, no tienen con qué. La nivelación en los cursos es importantísima y, en los niveles iniciales, aún más. 

Profe con buena voluntad en un grupo desnivelado intentando seguir el plan de clase mientras esquiva preguntas que no vamos a resolver de momento.

A mí, la clase de hoy me ha flipado. Eran 17: un par de señoras, algunos chicos maduros y bastantes saliendo de la adolescencia. Acostumbrada a otro público, he hecho una lectura rápida inicial de mis estudiantes bastante equivocada. Esto es: los de los brazos cruzados y la postura de malote han resultado ser estudiantes Alfa lidiando con su frustración por no saber expresarse en mi idioma de manera oral/escrita. Tras un par de situaciones de reconocimiento mutuo, han sido los primeros en aprenderse mi nombre y usarlo con seguridad.


Morfeo: ¿Quieres aprender español? Si quieres aprender, coge la píldora azul y yo te enseño lo que tú quieras y lo que crea que necesitas. Prometido. ¿Un vasito de agua?




Los Neo reales parecían conscientes de mis malabares/trucos y, aún así, estaban encantad@s en su función de estudiante/miniprofevoluntari@. Y eso es una de las cosas que más me gusta de dar clases en Benallar. El 98% de las personas con las que me cruzo cuando vengo aquí son gente que sabe compartir y a la que le sale de manera natural: compañerismo puro.

He hecho todo lo que he podido, he sonreído a diestro y siniestro (pero sin tocar porque hoy ha empezado el Ramadán) y he salido muy sudada y medio contenta. Lo suficiente para coger la postura de Neo  y decir "Más preguntas, estoy lista". 





La de esta tarde no ha sido mi mejor clase, ni de lejos. Ni siquiera puedo decir que he dado una buena clase, la verdad. Prometo hacer lo imposible para mejorar. Mi resumen de hoy es algo así:


Un momento, voy a explicarlo otra vez PARA TODOS.


Me quedo con que Benallar es un grupo de gente implicada y empática. Hablo de profes voluntarios (de lengua, de arte, etc.) y, también, de los responsables de las becas, de los pisos, de los cursos de horticultura, soldadura, etc. No se me ocurre un mejor EQUIPO.





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