viernes, 13 de marzo de 2015

IAN PRESIDENTE



El miércoles pasamos un ratín juntos. Habían operado a tu Yaya (o Abuela Joaqui, como a ella le gusta que la llames) y estuvimos haciendo castillos con cápsulas de Nescafé vacías y jugando con la linterna en casa de tus Yayos. Llevabas preguntando por mí toda la mañana pero te hiciste el sueco al principio cuando me viste en el salón.

- Ian, dame un beso que me voy.
- Yo quiero ir a tu casa, Tita.
- ¿Vas a venir a mi casa? ¿Sí?¡Qué bien! Pero hoy no, que mañana tienes cole y eres cuiner...
- Yo voy mañana en el autobús a tu casa -respondes seguro de ti mismo-.
- ¿Mañana? Uish... mañana no puede ser...
- Pues otro día -dices convencido, teniendo claro sólo que mañana es una cosa y otro día puede ser pasado mañana o quién sabe pero pronto-.

Y nos vamos de casa de los Yayos a buscar mi autobús que, para ti, son todos porque todavía no sabes ni de números ni de líneas de transporte ni de poder. Me saludas a gritos desde tu balcón y me tiras besos mientras llega el 165 sin mucho drama, aunque insistes en preguntarle a tu madre cuándo voy otra vez a jugar contigo.

El jueves, bien tempranito, acompaño a tu Yaya a la revisión. Tu madre -que es muy cansina- me ha pedido que le envíe mensajes informándola de todo y es justo lo que hago porque lo entiendo y porque Zoe está ya casi llegando y esta semana ya hemos tenido suficientes emociones fuertes.

Destapa la doctora el ojo de tu Yaya y ella suelta algo así como: ¡Oh, por Dios, qué cambio!¡Qué guapa eres! -enfocando con su pupila buena a mi cara = ¿Seguro que la operación de cataratas ha ido bien?? - me cuestiono-. Tu abuela es y será desde ahora una drama queen forever, niño ;-)

Tu Yaya coge un taxi y se va a buscarte y, supongo, a mirarte mucho mucho y todo entero, varias veces ahora que ya (te) ve.
Tú, moquillo de menos de tres años, preguntas:

- ¿Y la Tita? Quiero jugar con ella.
- La Tita hoy no puede venir, que está trabajando para ganar dinero y comprarte cositas chulas... Otro día viene.
- Pues yo ya no quiero cositas chulas...


Me lo cuentan las dos, tratando de quitarle importancia -aparentando no estar gooordas de orgullo-, pero van tarde porque ya -tan enorme que no quepo en mí- te he imaginado presidente con todos los honores.

Ojalá sigas pensando igual de adulto. Ojalá seas capaz, ya maduro, de renunciar a las cositas chulas a cambio de un amor así. Ojalá pueda ver cómo cambias la acepción del DRAE de la palabra imposible.




No hay comentarios: