martes, 20 de diciembre de 2022

IZK y el amigo invisible



 El Ian tiene de amigo invisible a alguien que le hace mucha ilusión. Este año había decidido comprar algunas cositas para cada uno de la familia y esto ha sido un extra muy muy guay. Le gusta sobre todo teorizar sobre quién es el amigo invisible de quién y, también, ir conmigo de tienda en tienda buscando lo que tiene en mente. El Ian de hoy tiene 10 años y es generoso, divertido y empático. Le hace ilusión venirse a dormir a casa algún día en navidades pero tuerce el morro cuando le propongo quedarme con el Kai (mi sobrino nuevo) unos días. El Ian es, también, muy protector.

La Zoe me pide que la acompañe a buscar su regalo de amigo invisible. Cuando salimos de la tienda pita el detector. Ella sigue mis instrucciones y pasa por el detector un par de veces sin que haga ruido. Luego paso yo y suenan las alarmas. Me quedo con su mirada tranquila cuando me alejo dos metros a hablar con la cajera y a enseñarle el bolso. La Zoe es traviesa y me reconoce como tal pero también es buena y presume de que lo somos. Lo confirma en voz alta: "Nosotras no somos malas"  Nos hemos fundido el presupuesto del amigo invisible en menos de 5 minutos pero al volver a su casa -después de pasar por la mía para hacer una postal y debatir sobre las propiedades del papel en entornos húmedos- dice que sólo hemos gastado la mitad y que tendremos que volver a quedar.... no le cabe la sonrisa en la cara y a mí tampoco.

Tengo una amiga que es decirle que alguien me ha cabreado y ponerse a googlear "Cómo ocultar un cadáver" mientras le explico los detalles de mi enfado. Es la misma que cuando me pongo divina me recuerda que mi mierda también huele. Mi amiga no se acuerda nunca de mi cumple pero, por ejemplo, este año me invitó el día de antes a ver por dentro el Taller Masriera porque un día random hace siglos le dije que me flipaba y se lo apuntó en el ADN hasta que fue posible concederme el deseo y entonces vino conmigo y se acomodó a mi ritmo abuelístico y nos lo pasamos teta y sonreímos juntas a la guía y a las otras dos abuelas descendientes de los Masriera porque era sábado y eso no está pagado en dinero pero sí en cariño y admiración.

Tengo otros amigos. Un par me han invitado hoy a celebrar el 31 de diciembre en su casa porque estarán de visita y se acuerdan de los momentos compartidos. M. me ha dicho que vaya con 2 o 3 de mis mocos cuando quiera a disfrutar de su nieve. A. me ha pedido fotocopia del DNI para autorizarme a hacer las gestiones oportunas si ella no pudiera.  R. me envía un audio y está tan feliz por mí que me contagia. A. y M. acumulan cafés y comidas de despedida aunque sabemos que no hace falta sólo porque nos echaremos de menos un rato hasta volver a coincidir. S. se acordó de mí haciendo la compra y tiene algo no picante para celebrar mi despedida. N. quiere compartir conmigo cotilleos y reivindicaciones si es posible antes de 2023. E. me regala un delantal para cerámica porque hemos agujereado arcilla hasta el asco y eso une.  Son personas que no veo a diario pero que están cada día.


El Ian y la Zoe tienen como mejores amigos ahora mismo al Kai y a la Mol. Poco a poco vais a daros cuenta de que, con suerte, tenemos pocos amigos del día a día y, con más suerte todavía, tenemos algunos amigos más invisibles. A veces coinciden y otras veces suman pero nunca, nunca, nunca restan porque si no, no serían amigos ni invisibles ni de ningún tipo.

Y hasta aquí, chiquines, la historia de hoy. Muakas y remuakas por si hicieran falta.





jueves, 24 de noviembre de 2022

KAI, El Bienvenido


Y él llegó y nadie sabía qué decir porque, de repente, el top 10 de problemones habituales que te joden la vida nos importaba una putísima mierda. En la foto no se ve pero sonreía por debajo de la mascarilla y estaba tan feliz que ese día no blasfemé interiormente sobre el imbécil que se pone a ver vídeos de IG sin cascos cada mañana a las 07.41h y al que odio profundamente porque tiene un criterio musical inexistente y porque, además, se empeña en fastidiarme cada amanecer con su presencia tres asientos más allá.



Y es que El Prat de Llobregat amanece bonito digan lo que digan. Es básicamente un pueblo: las tiendas cierran de 14.00 a 16.30 mínimo obligándote a dormir la siesta, en el súper se llaman por el nombre y hablan de otros nombres que todos conocen, cuando sales al balcón siempre hay alguien observando que a veces, incluso, te saluda, etc. Yo todavía soy forastera en este barrio pero ya me VEN y me siento en casa. Menos de 10 minutos hasta casa de mis familiares, un puto lujo.



Estamos a finales de noviembre pero a 18º aunque hoy haya caído un chaparrón espontáneo que ninguna App tenía controlado. Me pregunto, igual que hice cuando empecé esto, cómo será el mundo cuando tú puedas leerlo.  Ahora mismo hay una guerra entre Rusia y Ucrania que nos preocupa aquí porque nos pilla cerca (otro día hablaremos de la cantidad de guerras que hay por ahí y que nos la pelan porque ni las ponemos en el mapa), el Covid sigue circulando (aquí llevamos mascarillas en centros de salud, farmacias y transporte público -en teoría-), se está celebrando el mundial de fúrgol de Qatar (y mucho me temo que no habrá grandes cambios en ese país que vulnera derechos fundamentales pero ojalá haya más personas que se nieguen a consumir productos que no los respetan), Melón Musk (espero que tengas que googlear su nombre) sigue quemando billetes mientras se le ocurren ideas tan maravillosas como no acabar con el hambre en el mundo pero sí destruir una red social llamada Twitter que ha sido fundamental en los últimos tiempos y las criptomonedas se están yendo a la mierda (o sea, los pobres que invirtieron en eso están endeudándose y los que las crearon ya están buscando un nombre nuevo y pegadizo para su próxima estafa). También hay noticias buenas pero ahora mismo no me vienen a la cabeza. Pero seguro que hay, no te preocupes. Tengo el día tonto pero hay montones, de verdad, ya las verás.

En unos días será mi cumple pero lo noto sólo un poco, como si no fuera mucho conmigo ni con nadie, a pesar de los años y de los achaques.  Igual por eso. Yo cumpliré 43 y el Kai un mes y una semana. Hace unos meses el Ian leyó este blog y nos prometimos escribirte algo juntos... estamos en ello. El Ian ya tiene un borrador. Él quería titularlo "Bienvenido, Kai"  y yo lo he tuneado un poco pero la idea es suya. Ya los conocerás pero el Ian y la Zoe son (emoticonos de corazoncitos)

Bienvenido, rey. Amor infinito.



domingo, 27 de febrero de 2022

AUDREY, la pandemia y la guerra.

La pandemia continúa aunque ahora en Europa estamos más preocupados por Rusia, Ucrania y la Tercera Guerra Mundial. Parece que ya no importan tanto los casos de Covid. Prioridades, supongo. Yo amanezco así siempre que el tiempo, la hora y la gataza no lo impiden.  Tengo la mascarilla colgada en la maneta de la puerta y ponérmela es lo primero que hago al salir. Paso mínimo dos horas al día en el metro y lo que veo es que, en general, se ha perdido el respeto al virus. Gente cantando, hablando a una pantalla, discutiendo con otros que se sientan a una distancia inferior a la recomendada con mascarillas por debajo de la nariz o directamente sin mascarillas. Ahora, cuando alguien tose o estornuda, casi nadie levanta la cabeza.

La gataza es esta. Duerme conmigo y me putea algunas noches sin querer, sin mala intención. Es que a veces el ratón de peluche se le pone faltón y, claro, hay que darle una lección. Ratón contra el armario, ratón en lucha libre, ratón vencido y humillado. M. despierta a la 03.32, 03.41, 03.53. M. enfadada a las 03.54. Vecinos también. Desde hace unos meses soy casa de acogida de animales en situación de necesidad. Audrey llegó la primera semana de enero y sigue aquí a la espera de una familia que la adopte para siempre. Ella es la acogida nº 5 y la primera adulta con la que he convivido. Al principio me daba miedo. Arañazos de Audrey 0 - arañazos de cachorros +1000. 


Durante el día Audrey está en modo adorable y curiosón. Más lo primero. Le encantan los mimos y, como buena gatoperro que es, reparte lametazos a diestro y siniestro, juguetea a esconderse debajo de mi abrigo o detrás de alguna puerta para darme un susto y me sigue por la casa cuando llego mientras me olisquea contrariada. No sabe maullar pero ronronea de lujo. No tiene ni idea de lo que es la guerra pero se pone cerquita cuando veo vídeos de la ocupación de Ucrania o cuando pasan las carrozas estruendosas de Carnaval por debajo de casa, como sabiendo.

El sitio favorito de Audrey es mi cama porque se puede extender en toda su gatunez y porque, además, tiene una ventana soleada desde la que puede cotillear felizmente 24/7. Es muy graciosa -lo dicen el Ian y la Zoe y yo lo confirmo- y está entrenándose para las competiciones internacionales de Parkour.  Le encantan las latas de pollo pollo, otras cosas se las come porque no hay más remedio. Audrey tiene un año y medio y se puede ver que estuvo cuidada un tiempo y que luego pasó otro tiempo en la calle. En modo juguetona da mordisquitos que no dejan marca, en modo superviviente se lanza contra la pared para cazar un hilo amarillo que quedó en el suelo después de que despeluchara mi colgante de la suerte chino.

02/22 Sigo viva. Hay días en los que me río tanto que no importa lo demás. Hay otros días en los que me cuesta levantarme de la cama y, todavía más, pedirle a alguien en mi clase que se ponga la puta mascarilla correctamente. En las nuevas rutinas de pandemia+guerra próxima, siempre llevo mascarilla, hago el vermut el finde con mis padres en alguna terraza, meriendo en casa los lunes con mis sobrinos, reviso las noticias internacionales constantemente y, a falta de búnker, voy acumulando latas de conserva. Tengo pendiente memorizar "Soy amigo" en todos los idiomas posibles y otras cosillas menos urgentes.

Empieza este marzo en martes y es de los pocos datos que puedo leer hoy sin protestar ni malpensar. Lo de los medios de comunicación y su información tendenciosa, para otro día.

Abrazos,
M.





 

miércoles, 16 de diciembre de 2020

SACIEDAD SEMÁNTICA


 

No sé si es el cansancio o alguna secuela del Covid19 pero últimamente siento que me cuesta un trabajazo encontrar la palabra adecuada.

Cuando lo hago -si lo hago- la repito varias veces en mi cabeza y con mi boca para fijarla y que no vuelva a perderse PERO a veces, en medio de ese proceso que se mueve entre el mantra y la posesión infernal.. ALEHOP,  la palabra se queda en mi lengua sin significado, como muerta. Entonces la escribo dudosa, la repito de nuevo, intento pensar en su origen y existencia.

Lo más efectivo es desandar el camino, recordar por qué he pensado en esa palabra, cuál era el contexto, adónde pretendía ir con ella...

 

Hace poco me pasó con la palabra DESDE y entré en un bucle tal que acabé buscándola en Google.

 

En el capítulo 6 de Ted Lasso hablan de esto. A 15 días de acabar el puto 2020. 12° y solecito. La casa huele a mapo tofu. En la serie, Dani Rojas grita: "¡El fútbol es VIDAAA!"

 

VIDA

Vida

VI - DA

vi - da

Viiiiiidaaaaa

 

¡Venga, vamos Mai!


viernes, 27 de noviembre de 2020

41 (cuarenta y uno)

En marzo nos descubrimos vulnerables como especie y en colectivo. Somos aún como polillas insistiendo en ir hacia la luz, en seguir con nuestras rutinas, en simular que aquí no pasa nada. En mi mente, hasta ahora, el 2020 ha sido profesionalmente más o menos esto: a ver cómo llega la primavera, joder tengo casi todos los síntomas, baja, tutorial express de Zoom, confinamiento, confinamiento, ¿y si me compro un anillo de luz para las videollamadas?, confinamiento, clases presenciales de básico cero con mascarilla enseñando pronunciación, ¿se puede uno reinfectar?, más clases con mascarillas japonesas de tela, mascarillas ffp2 y semiconfinamiento voluntario + toque de queda... 
En lo personal se resume en que he visto a mi familia directa 4-5 veces este año (dos antes de marzo) y otras tantas a mis amigos más cercanos excepto a Arturo y porque trabajamos juntos. Últimamente no hago nada más que leer de vez en cuando, escribir en privado para mí misma, escribir en público las cartas de mis ratones, dibujar y ver muchas series y pelis.

Nuestro cumple (el de Arturo y mío) es la avanzadilla del tema navideño y normalmente lo celebramos en privado aunque sea un ratito poniéndonos al día, reflexionando, dándonos energía suficiente para afrontar la preNavidad, la Navidad, los Reyes y el resto de tiempo hasta nuestro próximo cumple... este año será diferente. No pasa nada. Seguimos aquí y eso es lo importante. Estamos y es lo más importante. 

Gracias a Arturo por estar a mi lado enseñándome cosas importantes año tras año y, hoy, por sacar unos minutos de sus vacaciones para acercarse a la escuela, darme un abrazo y compartir este cumple. Gracias, claro, a los que siempre están ahí y, también, a los que han llegado nuevos... y a mis estudiantes/amigos o amigos/estudiantes que deberían tener una categoría propia en esta pandemia porque sin ser burbuja, sin ser "convivientes", paso más tiempo con ellos que conmigo misma. 

Hoy es nuestro cumple (el de Arturo y mío) y me han regalado vino, donuts, un pastel de chocolate casero, dinerín, libros, cartas, llamadas, mascarillas, mensajes y abrazos (1 físico y el resto virtual). No podría pedir más pero sí, me voy a pedir un ramen para cenar y terminar el día de celebración lluviosa por todo lo alto como la abuela que soy. Que estoy escribiendo lo saben aquí y around the world, claro.

Cuidaos mucho, porfa. 

lunes, 15 de junio de 2020

JOVEN


14/11/2016

    Tenían tres frases escritas en la pizarra. Mis estudiantes debían decidir cuál era falsa. Sabían que había dos verdaderas y que no había límite de preguntas.

1. He publicado varios libros.
2. Soy cinturón negro de kárate.
3. Fui 1ª en una competición de patinaje artístico.

Preguntan, preguntan, preguntan. Los pasados los llevan regular. Dylan L. me suelta a la cara:
- ¿Eras joven cuando ganaste la competición de patinaje artístico?

Pongo cara de abuela a la que han robado los papeles que ocultaba en las enaguas. Ejerzo mi poder como Yaya/profe suprema, amenazándole por lo bajini con quitarle puntos de la nota final por listo y me indigno, claro, porque yo sigo siendo joven, mucho más joven que el resto de gente que comparte año de nacimiento conmigo. Estoy hecha una pipiola, solo hay que verme, joder. Entrada en carnes, correcto. Con patas de gallo y cicatrices y polladas varias pero pibonazo del copón. Sin duda.

Lo que pasa es que llega un día en el que te obligan a ser mayor porque discutes con X al otro lado del teléfono sobre, por ejemplo, tu seguro del hogar y le pides, al pringao de turno, el nombre y los apellidos para cumplimentar bien la reclamación pertinente (y por darle entidad al árbol genealógico en el que te estás cagando) y X te responde algo estúpido tipo "En este momento no podemos atender su petición, manténgase a la espera y procederemos a derivar su llamada al agente designado correspondiente" y ahí justamente es donde se apoderan de ti los años que no aparentas. Me parece a mí que, igual, pueden más los años que los colmillos, por aquello de que sabe más el diablo por viejo que por diablo.

No soltemos las fanfarrias, amigos. A Vodafone y al resto de compañías colegas les importamos lo que viene siendo una MIERDA, seamos lo que seamos. Las telefónicas hacen guirnaldas con nuestros meses/años de permanencia y, amiguetes como son de las compañías de seguros, de mis cuatro perras anuales, sacan oro por K.O., por cansancio, por aquello de no volver a discutir, por no quedarse en espera chorrocientos minutos con la puta musiquita de turno. Nos ganan porque son un puto muro impenetrable y porque no nos hemos plantado. Ellos tiran de guion y nosotros

El tema es que, ya puestos en abuelismos, estoy haciendo un master express en "Tocada de cojones Big Time" y habrá que amortizarlo, ¿no?


PaYaso


La y griega mayúscula es primordial, es lo que le da tono a la palabra, lo que la convierte en un insulto y lo que la diferencia de una profesión.

Todos hemos sido paYasos en algún momento. No estábamos siendo graciosos, no llevábamos una nariz roja de plástico, no teníamos puta intención de comedia. Éramos patéticos y teníamos de payasos al uso, como máximo, los mofletes colorados. Como mucho. Clareana llamaba así a Rompepistas (Kiko Amat). Merecido. Solo -personaje de D. Trueba- era otro paYaso disfrazado de hippie filosófico cutrón. Merecidísimo, mal que me pese. No se puede hacer el capullo día tras día y pretender alabanzas.

¿Quién no la ha cagado a lo bestia alguna vez? ¿Quién no ha deseado tener una flor en la solapa que eliminara cómicamente la visión y el recuerdo de nuestra actuación patética? No aplaudáis, amigos, que estamos a mitad de espectáculo y queda medio feo. La pregunta es, ¿cuántas veces nos hemos ido a dormir felizmente después de mostrar nuestra faceta de paYas@? Cero o casi cero. Con suerte, un@ duerme lo que puede y se levanta -eso sí- abochornad@.


O yo tengo el mes cruzado, o hay una convención de paYasos en la ciudad, o son como putos Gremlins y la lluvia de estos días no está ayudando. Que no cunda el pánico, miraos las narices y alejaos de las bromas sin gracia y de los zapatones. Luego, si tal, ya hablamos.

(Sacado de los borradores de esta pandemia)









viernes, 17 de abril de 2020

ESTOY BIEN

Pues eso, que estoy bien. Lo digo en voz alta mientras tecleo para hacerme a la idea, para escucharme, para creérmelo.

Sí, sí. Confirmado. Estoy bien.

Apuntes a la afirmación:

- No hay foto porque no son horas, ni maneras, ni hace falta ninguna. Escribo en pijama porque es lo que hago cuando termino las clases online. Espero que lo de llevar tacones sea igual que lo de montar en bici y que Zara, Mango y demás tiendas de ropa hayan ampliado su catálogo de tallas grandes.


Hoy he terminado las clases a las 13.30 y he empezado a llorar a las 14.30. Está todo bien, no os preocupéis. Supongo que llevaba tiempo conteniendo emociones y han salido en tropel hoy. Que iba a pasar, lo sabíamos todos. Que no pasa nada grave, también lo tenemos claro. Que es necesario dejarse llevar y llorar lo que te apetezca, se aprende -en mi caso-. El detonante de la llorera ha sido un email diciendo que dos estudiantes extendían sus clases y que recibíamos a dos estudiantes nuevos en mis grupos. Comparado con un año atrás, el número de nuevos estudiantes es ridículo. En la situación actual, se siente parecido a ganar un premio.

A las 16.30 he llamado a mi padre pero no contestaba porque desde este martes ha vuelto a trabajar en la construcción. He llamado a mi madre para confirmar que estaban los dos bien y hemos hablado/ llorado/ reído casi una hora. Sí, sí, lagrimeo de coger pañuelos y no mear en dos días. Lo importante es lo de reírse y eso lo podemos hacer muy bien porque estamos bien. Esa es nuestra suerte. También es verdad que no nacimos grises y eso nos da cierto margen.

Mi madre me recordaba hoy que hace dos meses que no nos vemos. La última vez fue para celebrar su cumpleaños y por eso se acuerda. Echo de menos a mi familia de sangre (y a la otra también) y sé que no podré verlos en persona en un mes más como mínimo. Hablamos cada día y sé que están bien. A ratos los echo muchísimo de menos. Tengo miedo de que se me olvide cómo huelen.


Al colgar he visto que tenía un montón de mensajes en el Whatsapp y me he puesto muy contenta al leerlos. No pasa a menudo y por eso es muy bonito cuando un estudiante se convierte en amigo amigo (dos veces, porque es verdad) Sé que Nano y Carinne están bien y lo mismo de Luz, la niña verde, Chantal, Pavel, Jinny, Sebastian, Egle, Rosie, Claudia, Marcela, Zamira, Elena, Janina, Nay, Pavlo, Mateo, Jim y otros tantos nombres de personas que he tenido la suerte de conocer en mi trabajo.

Llevamos más de mes y medio encerrados en casa. Yo tengo la suerte de ver las 15 - 20 caras de mis estudiantes a diario. Hay días en que me levanto cansada de inicio pero es conectar Zoom y cambiar el chip. Hacemos clase mientras uno desayuna, la otra se saca las legañas, el otro nos cuenta qué serie está viendo, la otra se inventa palabras, el siguiente nos enseña los pollos que tiene en su casa, la de después comparte un poema, la otra aparece con una guitarra y canta... Gano el dinero justo para sobrevivir pero estoy entretenida 24/7. La verdad es que me dan la vida.

Hoy tengo el día tonto.
Y está bien.
No pasa nada.

Todo abrazo es bienvenido y recíproco.









miércoles, 20 de noviembre de 2019

COSILLAS

No es que el bolsillo de mi abrigo tenga un agujero y no sepa coserlo, es que he encontrado la manera de ahorrar tiempo y espacio. Donde antes cabían mi mano y las llaves, ahora hay un aleph que contiene o contendrá todo lo que no esté en su sitio original (véase caramelos, pañuelos, bálsamos labiales en plural, rotuladores, post-its...) Con este abrigo sé dónde buscar y dónde guardar. Win-win.






Hay "Gracias" que son un "Por favor" y no me siento cómoda recibiéndolos.





El otro día, estresada, le dije a mi sobrino que voy a cumplir 49 la próxima semana y, entonces, me sentí como a los veintialgo, cuando me tiré años diciendo que tenía los mismos (o sea, de menos) y, en cuestión de días (alehop) otros tantos poniéndome de más. Qué loop temporal, amigos. No descarto volver a hacerlo. Me gusta la idea de decir que tengo 49 años a partir de ya. No sé por qué. Voy a pensar en ello. 






En Ucrania no se acuerdan de mí. Desde anoche me siento Kolomoisky y, por si las moscas, salgo de la escuela así:




Los actores y actrices coreanos que tienen lunares en la nariz no los disimulan porque, supongo, normalizan los mocos y las secreciones. ¿Me parece bien? ¿Tengo una opinión al respecto? Pues, de momento, no. Estoy procesando la información y contrastándola. Ni más ni menos. 



                                                   Ni puta idea de quién es pero sale el primero al googlear lunar + nariz y por algo será. 

He empezado a usar cremas antiedad y me da a la vez buen y mal rollo. Hanyul hace milagros y por eso he comprado dos más para mí y otros dos para J. y H.. Que haya milagros que hacer tiene un punto negativo en este contexto. La conciencia de los años de vida es lo que últimamente me requiere más tiempo y concentración. Nunca se me dieron bien las matemáticas pero con una simple regla de tres está claro que hemos perdido tiempo, que cada vez tenemos menos y que los plurales inclusivos hacen pupita.








Misandestiendo y siempremente son los últimos #neoELEogismos que me han marcado. 





Voy a cumplir 40. La esperanza de vida en este país para las mujeres está en unos 84 años. Si lo pienso, con suerte y en base a las estadísticas, estoy a la mitad del camino. No os preocupéis, sólo estoy respirando fuerte pero lo llevo bien.


A  ver, dos y dos son cuatro, cuatro por cinco, veinte..... y yo doblo esa cifra en días y mis padres tienen veinte más y le saco a mi sobrino treinta y tres y el cuerpo da lo que da y hay un fin y eso todos lo sabemos.

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¿¿Cómooo?? ¿¿Lo cualo??















domingo, 27 de octubre de 2019

KALGUKSU



Dale al play y sigue leyendo.

Lo que sé de Corea es poco, especialmente si lo comparamos con lo que quiero saber que es todo.

Miro muy concentrada los garabatos que me enseñan y voy silabeando con la lengua fuera. El PTK y BDG lo llevo regular tirando a mal en la cosa fonética. Hay letras que tienen nombres y que yo llamo "sombrerito", "palo largo" y cosas así. Esto va de trazo y abstracción. Lo de que el alfabeto coreano se puede aprender en tres horas....es como todo: se puede o no. En el primer caso se puede hacer bien y/o mal y puedes invertir en ello tres horas, una o dos millones que dependerá de la persona, la circunstancia y otras mil variables.


Sé que los palillos no se clavan en el cuenco de arroz si no es en honor a los que ya no están y que, en casa, cada uno tiene los suyos y no se "roban" aunque está bien darle de comer a alguien a quien aprecias usando tus propios palillos.

Sé que allí, cuando alguien estornuda, no se dice nada.

Sé que en esas coordenadas tiene importancia haber nacido en un año u otro.  Afecta a los grados de inclinación al saludar, a las formas de tratamiento y a cosas prácticas como quién empieza a comer o quién sirve la bebida y cómo la tomas.

Sé que las puertas allí se abren al revés y que no suele haber llaves porque usan códigos electrónicos con lo que ahorran en copias de llaves y en mierdas que pesan sí o sí en el bolso.

Sé también que el país ocupa el puesto 115 respecto a brecha de género y lo veo cada día varias veces en los doramas que uso para acostumbrar mi oído a su idioma = mucha F7. Lo de los ránkings de estas cosas lo descubrí la semana pasada y ha sido rarísimo el ejercicio de reacomodar mis ideas personales a la realidad global. El territorio en el que vivo está en el puesto 29 en la cuestión de género y sigo con la boca abierta.

Sé decir cuatro palabras en coreano y me encanta ver cómo mis estudiantes de esa geografía reaccionan a ellas cuando las suelto en clase. Sé que tengo que tengo que hacer más clases con Aram para empezar a entender de verdad este idioma. También sé que mis estudiantes harán lo que puedan para que lo consiga. Sé que me aprecian y creo que, en gran parte, es porque pueden verse reflejados en mí. No hay cuadernos Rubio para escribir en coreano (o no los he encontrado todavía) así que dedico el tiempo a dibujar palabras de manera estéticamente aceptable y a imitar vídeos en los que explican el trazado exacto y correcto de cada una de las letras del alfabeto. Lo de que tengan una misma letra para la L y la R ya lo tengo aceptado y eso, objetivamente, me pone en el nivel 0 de coreano. ¡¡¡Un aplauso para mí!!!


Como decía, sé algunas cosas y no sé millones de otras cosas. Hoy he vuelto a preparar el Kalguksu siguiendo la receta de las hermanas J.



No sé casi nada. Por no saber, no sé ni si seguiré en este punto del mundo el año próximo. Por eso, cuando a veces capto alguna palabra, flipo como si estuviera a punto de entenderlo todo... y todo tuviera sentido.

Entre que se confirma el sentido o no de la realidad más inmediata, voy a sonreír y reírme a carcajadas porque es gratis, no duele y eso que me llevo.



(The Black Skirts)