lunes, 26 de octubre de 2015

Reflejar el eco






Le enseño a mi sobrino Ian cómo hacer un 1. Esto viene a ser: lo dibujo con todo el cariño, con sus tres puntos, muevo la tiza entrelazando los puntitos para que aprenda, repito el rollo varias veces en su pizarra. - ¡Nooo! ¡Es mentira! !No es un 1! ¡Es una ducha!", me suelta. Y tiene razón. Y me la como y ahí la llevo, por lista.


Así todo. Reproche en bucle porque no soy madre, no soy jefa, no soy ídolo de masas, no soy una enciclopedia andante, no soy la hija perfecta, no soy el puto Google Translator de los cojones, no soy la nuera deseada, no soy un millón de cosas que -hoy- parecen mega importantes para el mundo. Y no lo son. No para mí.


Acumulo desencantos. No espero irme a dormir entre aplausos, no quisiera tener fans haciéndome pasillo, coreando mi nombre, lánzandome ropa interior... pero ando casi en el extremo opuesto. No hace falta, de verdad, lo hago con gusto. Nada me pone más que hacer de saco de boxeo para que luchéis contra todos vuestros traumas. De nada.


Pasan los días y se crecen los enanos, o algo así. Pues eso, que -hablando mal y pronto- los días y los enanos me podéis comer el ñoco. Ya lo he dicho. Venga, andad por lo segao.


ZOAN y EGON SODA (I)



Se pasa el tiempo en un please, no? Va todo rapidísimo y parece que cada día, al hacer balance, sigue habiendo cosas que no son como debieran ser (letra aquí), o no como a uno le gustarían. Tiene toda la pinta.


"El hambre, el enfado y la respuesta (El Difícil Segundo Disco de Egon Soda)" me parece un título de puta madre para casi cualquier cosa a la que merezca la pena prestar atención. Y encima se acuerdan de cuando éramos chinorris y lo dibujan como si fuera fácil, como si fuera todo Corominacuos y Oropéndolas. Y otra vez Ricky Falkner suicidándose la voz en el bosque cada puto otoño, dándose entero, como si no le costara hacer pasable el tiempo para respirar entre unas cosas y otras.


No sé si es la perspectiva o que me hago viejo (02:41).. pero si me pones al lado de Iván Ferreiro, el groupismo me rejuvenece un pelín y eso sí que lo tengo claro, tan claro como que "El arte de la fuga" es un estado anímico y, probablemente, químico.


El "Dadnos precipicios" está en proceso. Deglutiéndolo, frase a frase, en loop hasta hacerlo propio, olfateando el aire, garabateando frases, dándole sentido. En nada lo hacemos nuestro... De momento vamos a mojar los dedos en algo demasiado bueno para tanto color... En quince años, cuando tú ya tengas un oído adquirido, hablamos de mis grandes éxitos.


xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx



Y hemos llegado hasta aquí y  hacemos un símbolo de infinito cruzando esto con el adiós a Standstill que supo de la mirada de estos mil metros incluso antes de saber yo quiénes éramos entonces y lo que queríamos....


¿CUÁNDO?
Hace tiempo ya, sí... pero el tiempo es una convención y Adelante, Bonaparte!

Viva la guerra, amigos.
Que gane el mejor y que no pierda nadie. ¡Ja!


lunes, 19 de octubre de 2015

M.K. y la playlist!




Esto hay que decirlo del tirón: !Tomodeliliplaf!! O algo así. Suena a contraseña y tiene que ser nuestra, Michaela!

¿Que cómo llegué a este tipo? Buen pregunta. Bien, pues andaba yo un pelín espesa hace unos días y vino una alemana (mi alemana) y empezó una playlist que me trajo hasta este tipo de flequillo poco usual en mi franja horaria habitual, cara inexpresiva casi siempre, monocorde pero acertado en sus mínimas variables, blanquecino todo él de los dientes a las plantas de los pies (de donde se deduce que el amigo es profundo y no sale a sus mares del norte ni a que le dé un aire)... total, que yo fui piki-piki por ahí, piki-piki por allá hasta llegar a aquí. Yo. Ya tú mañana me iluminas con otro CD increíble.....


No vale silabear.

Lov U, nena!

lunes, 5 de octubre de 2015

Volar y signos





Uno no puede decidir dejar de volar cuando es lo único que sabe hacer.





Lo contrario, sí. Por eso nadie lo quiere y a nadie le interesa.

Zoan y ¡Casa!





Estamos trabajando en ello, sobris. De momento, hemos aprendido - tú y yo, Ian, que la Zoe es minúscula todavía- que uno cuenta y otro se esconde. No tienes muy claro, por lo menos conmigo, en qué consiste eso de esconderse y lo compruebo varias veces cuando empiezo a contar y tú te metes invariablemente detrás de la misma piiiii  puerta acristalada con una linterna encendida apuntándome a la cara. Y tan feliz. El que no gana es porque no quiere, niño.


- ¿Qué significa "hogar"? - me preguntaba Patrick la otra mañana.

Yo lo comparaba con un hotel pero, claro, a veces el hotel es lo más parecido a un hogar que tienes. Y luego viene el lío entre casa como cosa con tejado triangulado vs apartamento o piso o estudio o habitación... Qué follón, amigos.


    En tu casa te preocupas de anotar el numerito correspondiente en la hoja del ascensor que dice "Agua" o "Electricidad" o "Gas" porque lo vas a acabar pagando y no quieres que te dé un yuyazo al abrir ninguna factura; en el hotel te la pela, total, ya te lo están cobrando en el precio/noche.

    Limpias tú. Porque es tu mierda y porque no hay pasta para contratar a nadie. Sacas la basura... la orgánica, el plástico, el papel (me dicen que insista en que el tetrabrik no va aquí, va al montón de plásticos), el cristal, etc. La excursión a los contenedores no mola pero no te salva ni el tato.  Ese camino se te hace siempre ingrato, no hay manera de que suene menos el silencio.

   Hay que comprar y llevar hasta su sitio el papel de wc, el lavavajillas, la lejía, el friegasuelos, las servilletas y un etcétera larguísimo que no habías pensado hasta que te mudaste de casa de tus padres y empezaste a hacer tu propia vida casera.

   Si pican a tu timbre, tienes que ir tú a contestar. Resulta que en la casa estándar de este país todavía no se pueden dejar mensajes de voz en los telefonillos y cada cual tiene que levantar su culo y desplazarse hasta el puto interfono para averiguar si el pavo del correo comercial está pidiendo guerra o hay un escape de gas o nos cortan el agua o nos invaden las cucarachas.. y es todo una gran mierda, hombre ya, con lo que pagamos de alquiler.

    Las casas en España son punteras porque tienen persianas pero -y este es un gran pero- no son pirolíticas, es decir, que de momento hay que limpiar a conciencia porque no tenemos un sistema pirolítico generalizado que haga polvillo (y se lo trague) las pelusas, pelusillas, pelusones y zoos rodantes que pueblan nuestros suelos y nuestro mobiliario. En casa, parece ser, los guantes de plástico que se usan para limpiar bacterias y virus pegados a los pomos y las asas (y mira que hay cosas con asas y pomos), a los interruptores, a las paredes, a los radiadores... a, resumiendo, casi todo lo que puedas tocar, ESOS guantes -decíamos- ya son un ser en sí, con vida propia interna y externa, así que tienes que cogerlos con la puntita del índice y el pulgar, separándolos mucho -todo- de tu cuerpo, meterlos en la lavadora y poner el lavado "matatodo" a 90º mientras rezas muy fuerte para que no se apareen y nazcan crías con tanto frote y refrote en el tambor. Después, si todo va bien y el abracadabra funciona, ya los puedes usar contra otros bichos invisibles sin temor a encontrarte un nido de arañas o vete tú a saber ..

El polvo -esa capa grisácea que lo cubre todo en un nanosegundo y que se hace mayoría absoluta sin referéndum ni nada a la que te descuidas- no existe en los hoteles pero es dueño y señor de tu casa porque, joder, ¿quién tiene tiempo para ponerse de verdad a erradicarlo? ¡Maldita sea! Como ya dije hace mucho, estoy alquilando mi casa como huerto urbano. No os digo más.

Esto no iba a ser un post. En serio. He pasado por aquí mientras hacía tiempo para escribir una lista de cosillas para la casa...  Vale, voy a contar hasta diez y el primero que toque la pared... Vamos, venga. Uno... dos...tres... cuatro... cinco.. seis... siete... ocho... nueve.. dieeee....


                                                                       ¡CASA!


Ufff.... por los pelos, pero salvada.




Bien.

Como decíamos ayer (1),  el milenarismo ha llegado (2) 



(1. Fray Luis de León, 2. Arrabal)