sábado, 29 de agosto de 2015

SPIDERMAN, amanecer y 0 cangrejos

Insomnio fructífero o casi.


Anoche dormí tan poco (y digo dormir y habría que inventar un nuevo verbo para ese intento de Odisea sabanera) que cerré "La broma infinita" a las 03h. y me dio tiempo a buscar ubicaciones para dejar constancia del amanecer de hoy desde todos los ángulos, con todas las ojeras del mundo y el moño despeluchado.

Luego me hice un café y me abrí paso a ladrillazos made in D. Foster Wallace entre los mosquitos hasta la piscina. Coreaban mi hazaña los gallos del lugar como si fuera suya y yo me hacía la loca en el agua, pretendiendo ser la única que ni escuchaba los ronquidos de mi padre ni veía cómo, poco a poco, las persianas iban viniéndose arriba en el vecindario. Flotando he observado que, en cuestión de minutos, al cielo le salían cicatrices de aviones que iban a sitios que desconozco aunque le venda la moto al Ian cuando me pregunta y yo le explico que todos salen de o van a su casa porque me encanta ver cómo abre mucho los ojos y siempre dice "¿Síííí?", sin creérselo del todo, con la misma vocecilla que el día que le expliqué que soy profesora.


La última vez que compartimos playa se puso metafísico el Niño-Búho y me soltó aquello de "Tita, yo creo que me estoy haciendo mayor" mirando el horizonte en el que las tablas de windsurf  ("bimsur" en su idioma) se movían dibujando el aire y las ganas. Esta mañana, ya desayunados y bien fliseados después de una batalla de churros de agua, le prometo que cogeremos cangrejos en la playa de La Térmica. Vamos él, su cubo y yo al primer espigón y pone morritos mientras espera a que yo radiografíe cada pedrusco que nos encontramos. Más tarde se une a nosotros su madre -mi hermana-  y hacemos una especie de Camino del Cangrejo hasta el espigón más lejano a nuestra derecha, sin éxito. No le da miedo que haya algas que nos rozan los pies, tampoco parece contrariado cuando emprendemos el regreso con su colchoneta amarilla como Finisterre a alcanzar y 0 cangrejos vistos. En el camino encontramos algún banco de pececillos y restos de petxinas que hacen que nosotras hagamos remembering de nuestros andares en esas arenas.

El rato de playa consiste, además, en pisotear los castillos de arena que le he hecho mientras se daba un chapuzón con la excusa patillera de que los ha destrozado sin darse cuenta mientras daba un paseo -con todo el morrazo-, llevar cuatro o cinco cubos a duras penas hasta su barquichuela para transformarla en bañera y saludar efusiva y sonoramente a todos los aviones que han cruzado nuestro cielo.
Niño-Búho en plan Spiderman conjurando a los cangrejos desde lejos.

He dormido a Zoe dos veces. He visto que llora sin lágrimas otras tantas. Su hermano la ha hecho reír en cada una de las ocasiones en que se ha puesto a tiro visualmente. Lo adora. Es que Zoe es muy muy muy fan de Ian. Los adultos del Clan estamos entre esto




y esto






Tras unas vueltas me voy a quedar con la siguiente imagen.




Pues eso.

domingo, 16 de agosto de 2015

Hasta el infinito (para Elisa)



Unos 10 años, nena, y se dice pronto, ¿no? Y eso -el poder decirlo rápido, como si nada- parece que nos quita achaques y que nos pone otras cosas a las que ya iremos dando nombre según vayamos llegando al puente que cruzar.


Llevaba yo unos pocos meses como profe de ELE cuando la conocí. En aquel entonces, todavía nadie me llamaba pelocha y aún tenía la fama de cabrona rancia que -con razón- tanto tiempo me ha acompañado. Tengo un vago recuerdo de algunos zascas cruzados porque yo hablaba muy alto o porque ella ponía la música en clase que temblaban las paredes... o igual era al revés. No tengo memoria exacta del día en que empecé a quererla a lo loco. Qué cutre, a veces, el cerebro. Cómo me hubiera gustado leer ahora los diarios de aquella época. Lo mismo si llamo a mi madre y se lo cuento, empieza a abrir cajones, a sacar cuadernos y nos llevamos una sorpresa.


Cuando yo todavía era una niñata furibunda, justiciera y rabiosa, Elisa me acogió bajo su ala. Me acuerdo -y de eso sí que guardo imágenes mentales- de muchos momentos las dos juntas, frente a frente, soltándonos verdades a quemarropa discutiendo sobre el amor, la muerte, la familia, la fidelidad, el curro...  y de muchísimos otros con ella como líder espiritual, siempre correcta, siempre empática, objetiva, justa y hasta cariñosa cuando tenía que corregir mis formas y mis maneras. La cantidad de veces que tuvo que calmarme sin que yo lo notara para sacar de ahí algo medianamente potable.


Elisa es una de esas personas con las que quedas a las 08.00h, -llega siempre puntual- y lo primero que hace es preguntarte cómo estás y leerte entre líneas. Si todo te va bien y ella tiene algo que contar, lo hace casi sin preámbulos y en menos de un café ahí lo tienes y ahí la llevas. Todos los puntos sobre las íes, a cada cosa por su nombre y, nos sintamos esdrújulas o no, todas las tildes donde tocan como máximo a las 08:30h.


La P.H. (Pelocha Honorífica) me ha dicho hoy, medio indignada, que soy "buena persona" o algo así. A mí me pasa, no sé a vosotros, que cuando me dicen cosas bonitas me pitan los oídos y me estalla el lóbulo frontal con lo que no puedo más que balbucear o soltar monosílabos estúpidos con más o menos tiento. Me ha dejado de piedra, la cabrona.. Llamarme a mí "buena persona", vaya tela, qué fuerte lo suyo.


A ver, que yo soy una capulla de mucho cuidao y muy Señor Mío, por eso me deja out que la Madre Teresa de nuestros días y/o la que más a mano que tengo, la persona más íntegra y humana que conozco me suelte eso como si tal, cuando yo tengo muy claro que justo tomarla como ejemplo es lo que me salvó de ser una palurda cualquiera con ínfulas, una Ni-Ni del extrarradio puteada más como hay a patadas. Evidentemente el resultado de toda su buena intención es el que es y,  discutible o muy muy discutible, no se le puede achacar a ella nada negativo. Ha gastado paciencia y minutos, me ha regalado plantas aún sabiendo que no sobrevivirían, me ha cebado a lo loco siempre que ha podido, me ha hecho partirme de risa infinitas veces, me ha traído bolsas y bolsas de zumos y cositas para los resfriadosdesamoresybajonasengeneral, me ha dejado participar en su boda (woawwww), ha celebrado mi buena suerte como si fuera suya y mi mala pata como lo mismo... Elisa es de esa gente que a la que el Jet Lag, por poner un ejemplo, le afecta tanto como a otro tener gases.  O sea, que las cagadas son mías y sólo mías, paga la casa.


Mi amiga Elisa es del grupo de las gallinas -no de las putas, copón, de las otras, de las que se acuestan pronto, o sea, de las que se meten en la cama rápido. No lo estoy arreglando. Literalmente lo segundo, joder...- Así que yo le pasaré este link de agradecimiento y devoción y ella lo leerá entre abuela y abuela, bingos, bailes, pelis de Cine de Barrio y etc. Tenemos pendiente levantar nuestra propia escuela, nena. Lo sigo teniendo en mente. Y llegará.


Resumiendo muchísimo: Tú eres mi Miyagi. Dar cera, pulir cera.