domingo, 9 de junio de 2013

IAN y el lunar



¿Te acuerdas de esta foto, Ian? Supongo que no... Por lo que he leído los primeros recuerdos que tenemos son de los 3 o 4 años.... Aquí andábamos celebrando tu primer año y los 58 de tu yayo José Luis, mi padre.



De este cumple tuyo, de este ratico gustoso contigo, saco algunas conclusiones. Nos llevamos bien. ¡Qué coño! nos llevamos muy bien, sobri... Igual tú, ahora, leyendo esto, piensas "...¿y? ¡Pues claro!" Ojalá que sí, ojalá que pienses eso, que te parezca lo normal. Para mí, ha sido, como siempre, una sorpresa  bonita. Me flipa ver cómo procesas mi presencia, cómo te amoldas a mí... y a todos, la verdad, porque eres simpaticote y sonríes a cualquier bicho viviente.

Ha sido llegar (en tu triciclo nuevo) a casa de tus yayos y mirarme tú en la distancia, sopesando el terreno. Me has pillado preparando pà amb tomàquet así que he tardado un pelín en hacerte caso... me tentabas con sonrisillas mientras me lavaba las manos... ¿Sabes eso de que tienes tantas ganas de X que mola esperar un pelín más para disfrutarlo a lo loco? Pues eso.

No sé si es que eres así con todos -que puede, porque eres presumido y te gusta gustar- o que mi voz te suena conocida o, igual, mis gestos o mis rasgos, te resultan familiares. No sé. Tampoco importa. Te cuesta dos segundos conectar conmigo y eso me encaaaanta -momento Tita Mica babosa a más no poder-.



De estas horillas juntos me voy a quedar con algunos momentos...
Eres un niño feliz y es ver a tus padres, al Jaime y a la Jésica, y sacar la sonrisa de encantado de la vida que se le pondría a cualquier niño que, como tú, se sabe querido, se siente protegido, se lo pasa bien con los suyos... ¡Qué familia pa enmarcar, Ian!
Tus yayos José Luis y Joaquina te molan bastante. Con tu yaya te aceleras y te partes de risa, con tu yayo te confías y, parece, que te provoca cierta curiosidad que te lleva a tocarlo, por ejemplo, mientras cocina. Me gusta veros juntos, es bonito cómo os entendéis.
Odias los sombreros y las gorras... Gitaneando desde tan pequeño, enano, Cachalote moreno, ojazos al sol investigándolo todo, incluso agobiado de miradas.
Tú y yo. Me buscas cuando aparento no hacerte caso, sonríes cuando te pillo mirándome, te descojonas si me acerco a hacerte gracietas, me tocas el pelo con cuidado, acariciándolo, y abres mucho los ojos -más de lo normal- cuando te cuento historias al oído. Tú y yo nos vemos poco, menos de lo que me gustaría, pero nos llevamos bien, nos entendemos... Lo mismo me estoy flipando yo pero me da que nos sentimos cómodos los dos después de los primeros segundos rarunos (por mi parte) porque es que a mí no me gustan los niños, Ian... pero tú sí, tú me encantas (como diría Aya).  Esta tarde hemos paseado -yo ponía las piernas y tú los ojos y la brújula- hemos tocado los árboles, hemos cogido arena húmeda y hemos descubierto que te flipan los balones y uno de mis lunares...  Yo te había comprado ropa como regalo de cumple (libros y cosas educativas para la próxima Navidad, estoy en ello) pero... bueno, digamos que eres insistente... Tanto tanto que sí, que te lo regalo ... desde hoy, el lunar ese con el que has jugado y que te empeñabas en arrancarme... es tuyo. Es mi lunar favorito... cuídalo, ¿vale?




Me encanta esta foto. Gracias, sobri, por este ratillo...
Lo que hemos quedado. ¡Smuaaakks! (beso/promesa entre el pulgar y el índice)






sábado, 8 de junio de 2013

IAN y el drama de cumplir años



Hoy es tu primer cumpleaños, Ian... el tiempo pasa rapidísimo a veces, ¿no crees?

Supongo que antes del momento de esa foto ya te habías pegado algún que otro lechugazo. Es lo que tiene el empezar a andar. En esta familia siempre hemos tenido cierta tendencia a la torpeza, al tropezar, al chichón y, también, al kamikazismo.

Cumples un año hoy y ni hablas, ni tienes dientes, ni caminas solo... pero vas bien, vas bien, de verdad, falta poquito. Prisas, las justas... y ni ésas. Tú, a tu ritmo. Cuando quieras, aquí estamos.

Hace ya casi un mes de esta foto. Fue la última vez que nos vimos. Llegué tempranito a tu casa y tu madre, mi hermana, aprovechó que yo estaba a tu cuidado para ducharse tranquilamente mientras nosotros nos poníamos al día. El rollo tita-sobri powerfull... ufff... qué peligro.... Estuvimos un buen rato recorriendo la casa y toqueteando todo lo que estaba a tu alcance y, de repente, como si fuera lo más normal del mundo, me miraste y te soltaste de mi mano. A veces pasa que piensas que alguien puede mucho más de lo que puede, porque tienes fe en esa persona, porque ves clarísimo que hará lo que le rote y le saldrá bien. Y eso fue lo que pasó. Yo "confié" en tu decisión menos de un segundo... y tu cabeza tocó el suelo siguiendo las leyes de la gravedad, mucho más poderosas que nuestros deseos. No batiste el récord de Usain Bolt, ni siquiera diste más de dos o tres pasitos... Fuiste como un saco de patatas cayendo al suelo. Punto. Y luego ya vinieron tus lloros encabritados alertando a tu madre, mi agobio extremo sin saber cómo calmarte, sintiéndome culpable al máximo, mala Tita, torpe, idiota, lo peor... Y tu chichón creciendo, poniéndose azul, y tú llorando a rabiar, rechazando mis brazos y mis mimos, enfadado -con razón- conmigo, desconfiando de mí, chillando como un cochinillo chico...

Tu madre, que me quiere -la sangre-, le quitó importancia al tema y se emperró en que "hiciéramos las paces". Nos costó un par de horas pero acabamos tirados en el sofá los tres, tú, tu madre y yo, riéndonos, reconociéndonos, mirándonos de cerca...

Espero que tú no me guardes rencor por ese chichón... Yo...la verdad, te tengo un pelín de miedo. Lo justo. Ya te digo que no volverás a hacer el tonto conmigo sin que tu madre o tu padre estén presentes o, llegado el momento, hayas cumplido la mayoría de edad. Te tengo fe, nene, eso te lo juro... pero no llevo bien verte llorar. No me lo tengas muy en cuenta, lo entenderás tarde o temprano, es que hay que ser muy horchatero para que no te afecten los lagrimones de alguien a quien tú quieres mucho y bien. Con esto no quiero decir que no puedas llorar delante mío... para nada... A ver si me explico... Si tienes un problema con el coche... no me llames buscando solución porque no tengo ni puta idea. Si se te atragantan las mates... yo lo intentaré y me quedaré contigo toda la noche estudiando lo que sea que entre en tu examen... como coach haré lo imposible y te prepararé cafés y tés que arañen minutos a tu empollada.... Y así... No sé si me explico, Cachalote...


Cumples un año, Ian. Este año que tú no recordarás, personalmente, ha sido muy intenso y muy bonito. Frase ambigua, sí. Mira, exactamente hace un año yo andaba con la cabeza en África y el corazón dividido. No son formas. No son maneras de andar. El corazón, más pequeño o más grande, da lo que da de sí... Las palabras, las promesas, los deseos, las revoluciones, los cabreos.... Más años, más acumulas de todo lo anterior.



...sólo quiero decir que no seré yo quien te provoque la llantina. Otras cosas no, nene, pero si rajas y te entristeces por algo... aquí ando, se me da más o menos bien. Para ti, por ser tú, echaré el resto y te aseguro un hombro o un lo que sea que te haga falta. Dicen que los primeros recuerdos son de cuando teníamos tres o cuatro años... Me quedan dos más, como poco, para que tu memoria base sea tan pura como deseo, más allá del chichón de casi un año, dos o tres años más para darte una buena anécdota ya de inicio con la que sostener todo tu universo si hiciera falta, cuando haga falta.

En eso estoy, Ian. Ya ves.... Espero que encuentres algo de lo que quieres, lo que querrías, lo que hubieras querido... en los posts que van con tu nombre de inicio. Cambia el verbo querer por necesitar o sucedáneos, cambia el tiempo, cambia la persona, haz de estas letras tu puzzle de 10000 piezas resuelto. Este es mi regalo de primer cumpleaños, Ian.

Oídos, cabeza, estómago, músculos, corazón...

Todo tuyo.

Sírvete.

Que aproveche.



La Tita Maica.

P.D.: ¿Hace falta que te escriba que te quiero? Ya me parecía... Niño-Búho, disfruta el cumple!!!