lunes, 26 de julio de 2010

¿ES FÁCIL?

- ¿Es fácil juzgar al que aparece al otro lado del espejo?
- ¿Es fácil mentir, aparentar?
- ¿Es fácil adivinar los pensamientos de alguien al otro lado del teléfono? ¿Por su tono? ¿Por su cadencia? ¿Por sus hipos? ¿Por sus lloros?
- ¿Es fácil tirar para casa cuando no tienes nada que signifique hogar?
- ¿Es fácil encontrar un lugar?
- ¿Es fácil dormir pegad@ a otro cuerpo? ¿Es fácil dormir sol@ con la cabeza repleta de nombres y de historias?
- ¿Es fácil reírse con la serie de turno casi a media noche?
- ¿Es fácil despertarse con el canal de noticias 24 horas a solas?
- ¿Es fácil ver los fuegos artificiales desde un balcón con las luces apagadas y una sola respiración?
- ¿Es fácil hacer una lista con aquellos que hacen otra que inluye tu nombre?
- ¿Es fácil desconectar el teléfono?



No. No es fácil. Pero no queda más que hacerlo y aprender aunque insista, o justo porque, la lección no me interesa o interese.

PONLE NOMBRE

Si le pones nombre será más fácil desvincularte. Se llama bipolaridad, o fobia, o estrés, o lo que sea... Y ahí se queda, atrapado en el sustantivo, cazado, y así ya puedes despellejarlo, filetearlo y comértelo. A cualquier problema, si lo bautizas, lo tienes dominado, pillado por el gaznate, acojonado...

Hay que ser rápido... entre el momento que el pez pica y lo vemos venir, hasta el segundo en el que lo cogemos entre las manos... hay eternidades que podrían suceder -plantar espinas, cerrar la boca, escupir el anzuelo, morderlo...- ¿Has pescado algo? En primera persona singular ambas... suerte de mí y para mí, a la inversa y del otro lado.

Muchos echan la caña esperando pescarse y sin saberlo.

VACACIONES

Estoy de vacaciones. Ahora mismo, mientras lees, le voy dando a la turbina que maneja el pensamiento profundo. Es difícil sacar algo en claro de ahí. La pescadora se relaja, respira, pincha un coreano que amenaza con meterle un bocado, prepara la caña -pasa el hilo por cada agujero, lo ata al peso, le enchufa el anzuelo con doble lazada, acaba pasando al gusano de la barrita al señuelo- y tira bien lejos, lo más lejos que puede. Todo el mundo piensa que más lejos significa pescado más gordo. Su tiro de principiante se queda a medio camino... la pescadora apesta a mar y a coreano por más que se lave las manos en las olitas que llegan a lamer sus pies. Los pescados gordos saltan a lo lejos. Los pescados medianos se ven sorprendidos por las gaviotas que se lanzan en picado a buscarlos. Los pescados minúsculos me lamen las heridas de los pies.


En los espigones recupero la esencia de lo que soy y de lo que quiero ser. Salto de roca a roca, con cuidado, atrapo cangrejos, lanzo mis manos a los mejillones, rebusco en la arena hasta encontrar coquillas -o como se llamen- y me asusto de lo profundo también en este medio acuático. Braceo descontrolada al darme cuenta de que mis pies ni rozan la tierra si me pongo en vertical. Me entra el pánico después de caer hacia abajo unos cuantos metros a la búsqueda del fondo que me catapulte a la superficie.


Si le preguntas a la gente si le gusta quedarse en la superfície te dirá, en un 90%, que no. Me parece más de fiar el 10%. Los fantasmas no son buenos para nadie.


Las apariencias son muy putas, ¿te das cuenta? Es como cuando te llama alguien y te propone un plan de puta madre, completamente inesperado -y lo de que no se espera puede ser por muchas cosas: porque nadie tiene tiempo suficiente, la pasta necesaria, las ganas para hacerlo, la confianza apropiada, el ímpetu indispensable, el alehop imprescindible...- y lo rechazas sin más, y te acuestas esa noche sin dedicarle ni el más mínimo pensamiento a la propuesta... porque no era en serio y estás tan convencida de que no iba de verdad que no te reconcome por dentro ni tienes pesadillas con ello ni te supone un trauma.



No es que yo haya aprendido del 10% que os hablaba... ojalá... pero es que estoy de vacaciones y eso lo cambia todo, absolutamente todo. No soy la misma, está claro, que el resto del año; No es que me la pele el mundo pero... no voy a perder ni un solo día de estos catorce por hacer algo que no me apetece, o pugnar por hacerme notar postivamente en donde no se me requiere, o enfrentarne a fantasmas y pajas mentales ajenos que no puedo eliminar... ni quiero.

Esto es nuevo... Tengo el convencimiento de que cada uno tiene sus propios fantasmas y de que cada cual debe resolver su relación con ellos. A los míos les he montado un tenderete en el que deben ir cogiendo número para venir a visitarme. A los de otros les doy un flyer en el que les invito a unas birras y me así me doy tiempo para "encararme" a ellos.. o lo que sea.


No es que haya una gran fila... es que la cola de ese fantasma me quita tiempo y me preocupa. ¿Volver a la infancia? ¿Volverá a crecer? Una lagartija sin cola da la mitad de miedo... no sé por qué. Cualquiera pensaría que ahora sí está enfadada y con motivos pero, en realidad, todos pensamos que, superficialmente, impone mucho menos, ¿no?.


Total, que estoy de retiro, de reposo, de vacaciones... y más o menos todo sigue igual. Lo iba a etiquetar como lucha entre bondad y maldad pero no me convence. Yo soy medio buena y medio mala, eso está casi decidido por unanimidad... ¿cómo podría juzgar a nadie? En cuanto tenga una primera resolución me pongo con el resto de temas.

Como dicen en "Aquí no hay quien viva", tengo las arras preparadas para echarlas a la primera máquina tragaperras que me encuentre. "¿Cómo va a estar el futuro en las manos? ¡Anda! ¡¡¡Está en las cartas!!!"

jueves, 1 de julio de 2010

IRSE A LA MIERDA

Salgo del trabajo este mediodía. Cruzo el semáforo. Tres tipos discuten, gesticulan y,de repente, sin más, se quedan quietos y miran cómo avanzo. "A este tío lo conozco", pienso, y nos miramos como se miran dos desconocidos en unas gafas tipo Top Gun. Es Iván Ferreiro. Me quedo muda. ¿Abordar o abortar? Continúo caminando con toda la dignidad que puedo y escribo un sms sólo para que quede constancia del momento.

La tarde es social. Que si yo tal y mi padre pascual, que si qué me dices y qué me estás contando, que si ande vas y cómo te quiero, perra...

Enchufo la tele buscando un canal que me deje frita y ponga el punto y seguido a este día de caos. Iván Ferreiro en La Sexta.

"Irse a la mierda une mucho". Esa es la conclusión de la entrevista, el titular.

Y tiene razón.