miércoles, 18 de noviembre de 2009

BLINKO



Me está esperando en casa una factura inusitadamente alta de Orange. Ojeo por encima mientras me maldigo por hablar demasiado. Joder. De repente caigo en que no es normal que me lleguen tantas horas en una factura y, al azar, cojo la última. 30 céntimos por cada SMS (entre 2 y 5 diarios)en concepto de SUSCRIPCIÓN... ¡CÓÓÓMOOOOO!!! Miro la primera página, la del resumen de servicios móviles: Consumo en servicios especiales 20euros. ¿Servicios especiales? ¿Eso qué es lo que es?

Llamo al 1414 de Orange donde un señor muy amable me notifica que la factura es correcta y que, si quiero, me puede dar de baja del servicio que solicité. Le digo que no he solicitado ningún servicio de este tipo y que me dé inmediantamente de baja. Esquisito el teleoperador formaliza la baja y me informa del número de atención al cliente de esta tercera compañía ( 902 010 150) y del nombre de dicha empresa (Myalert). Insiste en que debo enviar, aún así, un sms con la palabra BAJA en mayúsculas y sin espacios ni nada al 5505.

Me meto en internet y rastreo. Han timado a mucha gente. Se recomienda darse de baja vía sms primero, luego vía burofax a la propia compañía, luego interponer una denuncia en la Policía, otra denuncia en la Oficina del Consumidor y otras tantas en diferentes organismos.

Llamo al teléfono de la Oficina del Consumidor que he encontrado en internet para exponerles el caso y apuntar toda la información y documentación que necesiten para cuando me plante en sus oficinas. Me salta un contestador automático: hace una hora que han cerrado. ¿Esta gente son funcionarios o qué?

Telefoneo al 091 para lo mismo. Me dicen que, siendo de Barcelona como soy, debo dirigirme al número 088, que es el de los Mossos, donde atenderán mi caso.

En el 088 una señorita me anuncia que estoy llamando al teléfono de emergencias. Le explico la situación, insistiendo en que me ha derivado a ese número el señor que me ha atendido en el 091. Me comunica que el número dejó de estar operativo para ese servicio hace meses y me da otro más para la lista... 012 (Generalitat), nada, 933002296, nada...

Empiezo a cabrearme de verdad. Ya no es que me hayan robado 20 leuros, no, es que si hubieran intentado atracar a mano armada ya estaría muerta. No sé quién es más culpable de esta situación, si la compañía de estafadores de Blinco, Buongiorno y otros sobrenombres, la administración, Orange, el gobierno en pleno....

Vuelvo a llamar al 1414 y les explico que, después de reflexionar, considero que ellos son culpables de mi situación ya que han admitido cobrarme un servicio que una tercera empresa (como la chica me repite sin cesar) ha decidido cobrarme sin que yo accediera y que, igual que no me cambian de tarifa a la más barata sin que yo haga gestiones no veo por qué van a cobrarme nada sin que yo dé mi autorización. La pava no cede en su parloteo sin sentido. Pienso en exigir que me atienda alguien que hable catalán sólo por tocar los cojones. Finalmente amenazo con cambiarme de compañía si no solucionan inmediatamente mi problema. "Si quiere darse de baja debe llamar al 2461" me dice la perra rabiosa. Cuelgo. Respiro hondo. Cojo fuerzas. Marco el número y me salta el enésimo contestador anunciando un horario de atención al cliente ridículo y, obviamente, insuficiente. Me cago en la puta que parió a la humanidad entera.

A todo esto, cuatro horas después de empezar con tan infructuosas gestiones, miro la pantalla de mi móvil con recelo, esperando a que me dé otro susto de un momento a otro. Lo voy a apagar.



Cabrones todos.

sábado, 14 de noviembre de 2009

sábado, 7 de noviembre de 2009

69 y el morro



Vaya morro que le echan algunos al tema.. La máter me suelta que no tengo vergüenza por no ir a verla en estas dos semanas de vacaciones, renegando de su vástaga primogénita, que soy yo, hasta que me hincha las narices y ataco yo, que tampoco soy muda.

La puta que parió a los perros, y a la gente que se aburre y mata el tiempo arreglando vidas ajenas de boquilla, y a los que ven Gran Hermano y bazofias por el estilo y se imaginan que eso es la vida, que eso es lo que sus cuervos harán, lo que piensan, como son, los problemas de la realidad, sin preguntar, oír, visitar, ver, comprobar in situ, y a la peña agonías que siempre se pone en lo peor y agobia con los fantasmas que se le cruzan sin que despegue el puto culo del asiento ni moverse un centímetro en su cabezonería chunga, y a los cobardes que buscan echarle la culpa a otro de su mierda de existencia, y a los relojes que dan la hora como quien da una orden, y a los calendarios que cuentan los días como les da la real gana.

Sesenta y nueve no es un número porno, son los días que he esperado hasta hoy a que mi progenitora se bajara del burro y se quitara las chuminadas de la cabeza y se olvidara de que tiene boca y se diera cuenta de que no necesito su puta opinión sino que me escuche y se calle y viniera hasta mi casa sin reniegos y me diera un abrazo. Sesenta y nueve. Yo sigo contando días -uno de estos sin acritud- y ella seguirá hablando con las sombras, contándoles lo malísima y egoísta que soy.

A la pregunta de ¿Y por qué no has venido a verme tú a mí estas semanas? me responde, la muy arrrgggg que ella tiene que cuidar de la perra de mi hermana y no se puede ausentar. Y la perra es un animal doméstico, no mi hermana. La puta que parió a las excusas baratas también.

Sesenta y nueve. Los días, que sumados a mis casi casi treinta años, he tardado en averiguar que puedo sostener una cuchara en la nariz sin que nadie me enseñara. La genética está sobrevalorada.

martes, 3 de noviembre de 2009

TIMING




Eso. Que cada cosa tiene su tiempo y algunas aparecen cuando ya no toca, o cuando toca pero nadie lo sabe. Que si te oyes bien, si te prestas atención y eliminas todas esas quejas, lamentos y exclamaciones, puedes escuchar qué es lo que te pide el cuerpo y dialogar. No se trata de que nadie se calle, sino de llegar a un acuerdo. No va el tema de dedicarle todas las horas a lo más importante... no, no, va de dedicarle las que tocan, las justas, y tener las propias para el resto de historias.

Y no mola cuando le pones a alguien palabras que no ha dicho en la boca, reniegos y quejidos que nunca ha pronunciado. Es más divertido si aceptas que te salen desde dentro porque no te quieres bien... y que por eso has mandado al carajo tus horarios, rutinas y demás cosas que te salvan.

Si das un pasito más verás, seguro, cómo todo se resitúa a tu ritmo, si sabes cuál es el ritmo. Por eso, aunque joda, aunque parezca una pérdida de tiempo y no una inversión, hay que darle horas al día y dejar de darle cuerda al reloj para ver si es verdad que el tiempo se para cuando yo digo BASTA.

lunes, 2 de noviembre de 2009

CUÉTARA

En mi sueño de esta noche yo hablaba con acento argentino. Y era flipante ver la cantidad de palabras por minuto que soltaba esta boquita mía, como si fuera de otra, y más en los tiempos que corren. Pues eso, que yo era argentina y mi mundo también... y todo el mundo hacía frases larguísimas, llenas de significado, llenas de poesía... y yo, como siempre, un ojo aquí y un ojo allá, no acababa de sentirme bien porque analizaba todas las palabras, los verbos, las expresiones más absurdas... y no entendía cómo podía hablar así, ni desde cuándo era argentina.


En mi sueño tanguero todo aquel que narraba había hecho algo antes, es decir, que el pensamiento se emparejaba con la acción en sí, y de ahí lo agotador, lo intenso. Todo tenía sentido sin tenerlo, porque se hacían cosas, porque se hablaba por algo, porque había motivo y sentimiento.


Me he levantado cansadísima y me he comido unas cuétara con el café. Cualquier argentino se hubiera ofrecido a prepararme un desayuno calentito -cruasán partido por la mitad, revoltillo de huevos con setas...- pero no ha sido el caso. Por eso no hay foto del desayuno inexistente ni del pobre desayuno de argentina-por-unos- minutos, de espíritu y de semipesadilla.... por pobre de argentinismo.